Imagen / Grupo R Multimedio

Por: Roberto Morejón

El asesinato de una periodista de la cadena qatarí Al Jazeera en medio de un rastrillaje del ejército ocupante en Cisjordania, proyecta nuevamente a Israel como Estado represivo, sin que Estados Unidos y aliados ejerzan la reprensión.

Shireen Abu Akleh, palestina con nacionalidad estadounidense, fue asesinada a tiros mientras cubría una de las redadas de las tropas de Tel Aviv en Cisjordania usurpada.

Tanto la cadena qatarí como la Autoridad Palestina y los reporteros que cubrían las acciones de los ocupantes, señalaron a los uniformados como autores del homicidio.

Solo el gobierno israelí eludió la responsabilidad de sus efectivos militares y, como suele hacer, inculpó a palestinos.

Apenas una exigencia de investigación independiente emergió de la embajada norteamericana, pues la potencia del Norte es incapaz de rozar siquiera al Estado hebreo.

La prensa corporativa en gran medida contribuye a la impunidad de Israel al decir que sus efectivos “responden” a ataques.

Lo distintivo del crimen de la periodista es que se inserta en el aumento en el último mes de las mortíferas redadas de las fuerzas de seguridad en Cisjordania, con el pretexto de responder a atentados cometidos en Israel.  

Una treintena de palestinos han muerto durante las operaciones intimidatorias, incluyendo civiles desarmados y sin relación con las milicias de la resistencia.

Entretanto, miles de palestinos se exponen a ser expulsados de sus asentamientos como parte de los planes de los colonos israelíes para extender su presencia en Cisjordania, violatoria del Derecho Internacional.

Es más, las autoridades de Tel Aviv prevén la aprobación de una propuesta encaminada a levantar cuatro mil viviendas para los colonizadores.

Así ha sido desde que Israel se apoderó por la fuerza de Cisjordania en la Guerra en 1967 y hasta hoy erigió 130 asentamientos, con casi medio millón de colonos, apoyados por un régimen militar que reprime a tres millones de palestinos.  

El régimen israelí no quiere oír críticas a ese orden impuesto con metralla, de ahí el furor hacia la prensa y que trabaje bajo amenaza.

A propósito, el viceministro qatarí de Relaciones Exteriores, Lolwah Al Khater, se pronunció tajantemente, partiendo de la condena al crimen contra la periodista.

“Este terrorismo del Estado israelí y el apoyo incondicional hacia ellos debe terminar”, escribió en Twitter.