Por María Josefina Arce.

Los pronósticos se cumplieron y Brasil irá el próximo día 30 a una segunda vuelta de las elecciones generales, al no haber obtenido este domingo ninguno de los candidatos a la presidencia más del 50% de los votos válidos.

Los contendientes de la venidera cita en las urnas serán como se esperaba, el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores, y el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Liberal.

Cómo vaticinaban los sondeos Lula Da Silva, quien gobernó entre 2003 y 2010, fue el más votado este domingo. Con más de 48 % de los sufragios el ex sindicalista se puso al frente, seguido de cerca por Bolsonaro, quien contabilizó poco más de 43%.

La gran afluencia de electores fue uno de los rasgos distintivos de esta jornada, que transcurrió con normalidad, tras una campaña electoral marcada por un incremento de la violencia política, incentivada por el agresivo discurso de Bolsonaro.

De acuerdo con las autoridades electorales, 80 % de los brasileños con derecho al voto participaron en las elecciones generales, las más polarizadas de los últimos tiempos en el gigante suramericano.

Este domingo también eran designados los gobernadores de los 26 estados y el Distrito federal, los 513 miembros de la Cámara de Diputados, un tercio del Senado y legisladores estaduales.

El día 30 los brasileños volverán a las urnas para la segunda ronda, en la que los sondeos ante esa posibilidad dan como favorito a Lula Da Silva frente a Bolsonaro,  quien sin embargo, obtuvo un mayor apoyo que lo que vaticinaban las encuestas.

No podemos dejar de lado que poco a poco fue ganando terreno en los sondeos el actual mandatario, avalado por los más de 40 millones de evangélicos que le dieron su voto en los comicios de 2018.

Los analistas estiman que no obstante,  en la próxima cita electoral debe pesar la mala respuesta del gobierno presidido por Bolsonaro ante la COVID 19. Recordemos que el actual inquilino del Palacio del Planalto restó importancia al virus, se opuso al uso de la mascarilla, cuestionó el aislamiento social para evitar la propagación y demoró la vacunación.

Como resultado Brasil se convirtió en el segundo país a nivel mundial con el mayor número de fallecidos a causa de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, con cerca de 700 MIL víctimas mortales.

En el plano social se incrementaron las desigualdades y Brasil volvió al mapa del hambre de la ONU, después de ocho años de no estar en esa lista.

También debe pesar la política ambiental de Bolsonaro que llevó a una cifra récord de destrucción de la Amazonía, por su incentivo a la minería ilegal y las actividades de las industrias maderera y agropecuaria.  

Los brasileños tendrán la última palabra el venidero día 30, cuando deberán escoger entre dos propuestas para el futuro del país completamente opuestas: la de Lula Da Silva a favor del progreso de todos, especialmente los más humildes, y la de Bolsonaro a favor de las privatizaciones y una mayor violencia, con más armas en la calle.