Por María Josefina Arce.
El método cubano de alfabetización "Yo sí puedo" regresa a Honduras, cuyo gobierno presidido por Xiomara Castro se ha trazado como prioridad reducir la tasa de analfabetismo que, de acuerdo con las autoridades, ronda entre el 14 y 17%.
Existe el riesgo de que más hondureños se incorporen a ese ejército de iletrados, pues al abandono de años a la educación se sumó la pandemia de la COVID 19, que ha dejado fuera del sistema a dos millones de estudiantes.
De acuerdo con encuestas, las mujeres son las más afectadas por este flagelo, y es el área rural la que presenta un mayor porcentaje de analfabetos.
La viceministra de Asuntos Técnicos Pedagógicos de la Secretaria de Educación, Marisela Figueroa, señaló que será esencial la ayuda de los pedagogos cubanos, a quienes calificó como los mejores en América Latina en la enseñanza de adultos.
La implementación del programa será asesorado por 123 docentes cubanos, en su mayoría Máster y Doctores en Pedagogía, que llegarán al país centroamericano proximamente.
Los especialistas de la Mayor de las Antillas compartirán sus técnicas con sus colegas hondureños, quienes a su vez implementarán la Estrategia Nacional de Reducción de Analfabetismo.
"Yo sí puedo" ya fue puesto en marcha en Honduras de 2006 a 2009, durante el mandato del entonces presidente Manuel Zelaya, y se logró reducir la tasa de iletrados hasta cerca de 6%.
Pero el golpe de estado de junio de 2009 contra Zelaya, electo en las urnas, significó un retroceso en muchas áreas, entre ellas la educación. Los colaboradores cubanos se retiraron ante falsas acusaciones y ataques de los golpistas.
Durante más de una década se perdieron los avances registrados en esa rama. Ahora el gobierno de Xiomara Castro vuelve a colocar en primer lugar la educación de los hondureños.
El método cubano de alfabetización "Yo sí puedo" ha sido calificado de económico y altamente eficaz por la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Su implementación en naciones de diversas latitudes ha posibilitado enseñar a leer y escribír a unos 10 millones de personas, una contribución de Cuba a los esfuerzos mundiales por eliminar el analfabetismo, una problemática todavía del mundo actual.