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Por María Josefina Arce
Estados Unidos celebra hoy sus elecciones de medio término, que son vistas como un medidor de la gestión de los dos primeros años del presidente de turno, en este caso el demócrata Joe Biden, y constituyen el evento más importante del ciclo electoral del país después de la contienda por la presidencia.
Estos comicios son una prueba difícil para el partido del mandatario en funciones, que históricamente ha tenido malos resultados. En ese sentido las probabilidades están en contra de los demócratas, pues Biden tiene un bajo índice de aprobación.
Están en juego en esta jornada los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 del Senado, así como otros cargos a nivel estatal y local.
En la actualidad el partido del presidente controla el Congreso, aunque por una mínima mayoría. En la Cámara de Representantes cuenta con 222 asientos frente a 213 los republicanos y en el Senado, la vicepresidenta Kamala Harris emite el voto de desempate, lo que da a los demócratas el control de la Cámara Alta.
De acuerdo con expertos, los republicanos, el partido del expresidente Donald Trump, se erigen como los mejores posicionados para ganar la Cámara de Representantes, mientras que en el Senado los resultados son inciertos.
Otro escenario posible, para algunos, es que la constante presencia de Trump en mítines de los candidatos republicanos podría revertirse en contra del también llamado partido de los elefantes.
El panorama no obstante, es bastante complicado para los demócratas, que en caso de perder el control del Congreso verían reducirse considerablemente su poder en los próximos dos años de mandato de Biden y la posibilidad de aprobar leyes sobre temas importantes.
La situación económica, con una elevada tasa de inflación y una pérdida del poder adquisitivo, acapara la atención del electorado. Otros temas de interés para los estadounidenses son los numerosos tiroteos, el derecho al aborto y la inmigración.
Existe preocupación ante la alta polarización del clima político en el país, que tiene como telón de fondo el apoyo de muchos votantes e incluso, de candidatos republicanos a la polémica afirmación de Trump, sin evidencias, de que los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 fueron manipulados.
Está muy cerca la toma del Capitolio el 6 de enero del pasado año por partidarios del saliente mandatario, lo que sigue provocando cierto nerviosismo en la sociedad estadounidense, que se enfrenta a un ambiente tenso y de violencia política con amenazas a funcionarios electorales.
Lo que está realmente claro es que los resultados determinarán si Biden podrá en la segunda mitad de su mandato llevar a cabo su agenda. De hecho si los republicanos logran controlar una sola Cámara del Congreso harán mucho más difícil la labor del presidente y, según los analistas, irán con todo contra los demócratas.