¿Ocho mil millones de prósperos?

Editado por Maite González
2022-11-17 07:06:48

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El mundo superó este martes los 8 mil millones de habitantes.

 

Por: Roberto Morejón

 Analistas de la prensa hegemónica prefieren solazarse en el hito para la Humanidad representado por el arribo a los ocho mil millones de habitantes, pero otros entendidos aprovechan la ocasión para emitir alarmas por la profunda desigualdad.

 El mundo alcanzó la referida cantidad y ello constituye, como señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, un avance demográfico, pero a su vez, destacó, plantea complejos vínculos entre el desarrollo, la pobreza y el cambio climático.

 Se trata de factores muy entrelazados por más que versados en el tema pretendan circunscribirse al hecho numeral y a los indudables progresos en ciencia, salud y nutrición que lo permitieron.

 Sin negar esos aciertos que incurren en un ascenso de la esperanza de vida, es realista detenerse en lo que señala Guterres, el abismo enorme entre ricos y pobres, elemento que si no se supera, apuntó, el mundo estará lleno de tensiones y desconfianza, crisis y conflictos.

 Las rivalidades se atizan y el Norte industrializado mira hacia el Sur empobrecido para inspeccionar lo que llama vigencia de los derechos humanos, mientras le escamotea ayuda para el desarrollo o el descenso de la emisión de gases con efecto invernadero.

 Como si lo anterior no fuera suficiente, el crecimiento demográfico, reportado fundamentalmente en África Subsahariana, dificulta la reducción de la pobreza, el hambre y la desnutrición.

 De todas formas, si ese incremento se frenara sería difícil concentrar recursos para atajar problemas acuciantes del planeta como, entre otros, los derivados del cambio climático.    

 En medio de esa contienda no con proyectiles, la Humanidad contará con 10 mil 400 millones de individuos en la década de 2080.

 El vaticinio motiva a la reflexión porque, como señaló el Fondo de Población, la comunidad internacional debe asegurar que todos los países tengan la capacidad de brindar una buena calidad de vida a todos sus habitantes.

 Ello estará muy relacionado con la desvinculación de la actividad económica de la subordinación excesiva de la energía proveniente de combustibles fósiles.

 Y también será imperativo derrotar la desigualdad, a partir de una mayor erogación de recursos estatales, donativos de los opulentos, alivio de la onerosa carga de la deuda externa en las arcas del Sur y trato preferencial a los más vulnerables.



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