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Por: Roberto Morejón
Ni siquiera porque Pedro Castillo solicitó mediación a la descalificada OEA, la derecha fanática con el control del legislativo en Perú se amilanó en su porfía contra el Presidente de la nación, y tramita la tercera moción para su despido.
El Congreso peruano se propone el siete de diciembre cesar al Primer Mandatario, mediante la figura de vacancia, por lo que califica de “permanente incapacidad moral”.
No se trata de un intento aislado por derribar al Jefe de Estado, elegido en las urnas, pues ya le impiden trabajar.
Con tendencias racistas e histérico anticomunismo, los adversarios de Castillo ambicionan hacer creer en su alegado talante democrático, pero no lo consiguen.
Una oposición proclive al ex presidente de mano dura Alberto Fujimori y a las aspiraciones presidenciales de su hija Keiko, maneja los hilos del Congreso.
Desde las elecciones de 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski fue electo presidente de
Kuczynski renunció en 2018, cercado por escándalos y los recursos de vacancia, arma predilecta de los opositores en el parlamento.
El siguiente estadista, Martín Vizcarra, corrió igual suerte, pues fue vacado por el Congreso por “incapacidad moral” en 2020.
Le siguieron cinco presidentes hasta las elecciones ganadas por Pedro Castillo, ahora asediado por parlamentarios y jueces, ante lo cual solicitó mediación a
Un grupo de esa entidad visitó Perú y al cabo de entrevistarse con actores políticos recomendó una tregua y convocó a un diálogo nacional.
Pero la derecha no cejó en su estrategia desestabilizadora y el Congreso le impidió a Castillo asistir a la cumbre de
El pacto propone reunirse en Lima, aunque la atmósfera es irritante en la nación por la disputa política y los brotes de influenza aviar y de Covid-19.
Entretanto, los peruanos constatan estupefactos la confrontación entre los diversos poderes del Estado y preguntan cuándo atenderán sus problemas.
Le asisten razones a uno de los actores políticos entrevistados por