Pagina Central
Por María Josefina Arce
La derecha está al acecho en América Latina. Sus recientes fracasos en las urnas que han llevado al poder a gobiernos progresistas han significado un duro golpe a sus aspiraciones. De ahí que haya puesto en marcha su maquinaria golpista y arreciado sus ataques ideológicos, a través de las redes sociales y los grandes medios de comunicación.
Ahí tenemos el reciente caso de Brasil, que vivió este domingo horas de incertidumbre y violencia. Mediante una intentona golpista, elementos de ultraderecha, seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro, buscaron revertir los resultados de las elecciones generales de octubre pasado en las que se impuso Luiz Inácio Lula Da Silva, quien asumió la presidencia el pasado primero de enero.
Pero Brasil no es el único ejemplo, lamentablemente, ahí tenemos al Perú y a Bolivia, donde la situación es bien tensa. La derecha no descansa en sus acciones desestabilizadoras contra el gobierno que preside Luis Arce, indiscutible ganador de las elecciones generales de 2020.
Varios han sido los pretextos utilizados en los últimos meses para, evidentemente, reeditar la asonada golpista de noviembre de 2019 contra el entonces jefe de estado Evo Morales, también elegido democráticamente en las urnas.
La celebración en 2024 del Censo de Población y Vivienda fue la excusa utilizada para generar violencia y convocar a un paro por el opositor gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. La élite cruceña exigía que se adelantará un año y se efectuara en 2023.
Fueron jornadas en la que se registraron ataques contra comunidades, saqueos e incendios de organizaciones sociales, actos de discriminación, y se vulneró el derecho de los cruceños al trabajo y la libre movilidad
El gobierno, siempre dispuesto a dialogar, instaló mesas técnicas sobre el Censo, pero como era de esperar, los representantes de Santa Cruz abandonaron las conversaciones y el intercambio de criterios.
Ahora en una nueva maniobra, la oposición pretendió mostrar como un secuestro la detención a finales de diciembre de Camacho, por su implicación en el golpe de estado contra Morales hace tres años y que llevó a la irregular proclamación de Jeanine Áñez como presidenta del país.
Según ha trascendido, Camacho se benefició además, del violento hecho al colocar a varios de sus allegados al frente de algunos ministerios en el gobierno golpista.
El presidente boliviano ha llamado a preservar la paz y estabilidad en la nación, y evitar acciones anticonstitucionales como el golpe de estado de 2019, que provocó las masacres de Senkata y Sacaba, que dejaron un saldo de 37 asesinados, más de MIL heridos y cientos de inocentes perseguidos y encarcelados.
Pero la derecha no ceja en sus acciones contra gobiernos constitucionales, contra la democracia en América Latina. Y es bueno no perder de vista su largo historial de participación y apoyo a las asonadas golpistas y a las dictaduras militares.
