Stop proyecto-Willow. Imagen:BBC

por María Josefina Arce

La polémica se ha desatado luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, diera luz verde al criticado proyecto Willow, uno de los mayores planes de explotación petrolera y de gas en el estado de Alaska, que cuenta con una gran vida silvestre.

Atrás ha vuelto a quedar otra promesa electoral del actual inquilino de la Casa Blanca, quien había asegurado que su gobierno no permitiría nuevas perforaciones del hidrocarburo y del gas en terrenos federales.

Los detractores aseguran que se ha llegado demasiado tarde en la crisis climática para aprobar proyectos como éste que socavan directamente la nueva economía limpia que la administración de Biden se comprometió a cumplir.

La batalla por poner en marcha este plan  viene desde hace años. Fue inicialmente aprobado en octubre de 2020 por el gobierno del hoy expresidente Donald Trump, pero en 2021 fue detenido por un juez para una revisión adicional por las autoridades, ante los numerosos cuestionamientos.

Quienes apoyan la decisión de Biden alegan que creará miles de empleos y contribuirá a la independencia energética de Estados Unidos, pero muchos se preguntan ¿a qué gran costo para los pobladores y animales presentes en esta área?

Pero lo cierto es que sigue  la batalla contra el proyecto, que se desarrollará en la vertiente norte de la Reserva Nacional Petróleo-Alaska, en tierras públicas del gobierno y a unas 200 millas al norte del Ártico, uno de los lugares menos explorados de Estados Unidos.

Hasta el momento se han recogido en línea unos cuatro millones de firmas en oposición a Willow, que ha sido calificado como una bomba de carbono, mientras que fueron enviadas un millón de cartas a las autoridades federales.

Asimismo, grupos ecologistas presentaron una demanda para detener la explotación de petróleo en el área, que pondrá en peligro a las comunidades y la vida silvestre, ya amenazada por el cambio climático.

Los activistas medioambientales estiman que se producirán más de 260 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, o sea el equivalente a 56 millones de vehículos en funcionamiento durante un año.

Alaska es refugio de osos polares, cientos de miles de aves migratorias, caribúes y bueyes almizcleros, que son un recurso de subsistencia vital para las comunidades nativas de ese estado norteamericano.

En un intento por contrarrestar la fuerte oposición que ha generado la aprobación del proyecto Willow, la administración de Biden ha prohibido la explotación de petróleo y gas en el Océano Ártico estadounidense, una medida calificada de insuficiente por los defensores del medio ambiente  que consideran que Alaska es la gran perdedora, pues este plan tendrá devastadoras  consecuencias.

Una vez más el planeta sale perdiendo ante intereses políticos y económicos. La crisis climática es una realidad que no se puede obviar, y la exploración de gas y petróleo solo agravará el gran problema al que se enfrenta toda la humanidad.