Ni siquiera las principales cadenas transmitieron en directo el discurso de Biden.
Foto tomada de La Jornada
Por Roberto Morejón (RHC)
En un esfuerzo frenético por restaurar el anhelado liderazgo global, Estados Unidos a través de su administración demócrata realizó la segunda Cumbre por la Democracia.
Cumplida fundamentalmente de forma virtual, la cita volvió a ser expresión de los planes del presidente Joseph Biden y sus colaboradores de insistir en que el mundo acoja su modelo de democracia.
En Estados Unidos consideran que es el único viable y al que se distancia lo tildan de “autócrata” o “autoritario”.
No importa que algunos de los principales aliados, como Israel, pisoteen la propagada democracia representativa y ocupen territorios ajenos.
O que en el mismo Estados Unidos se alejen del modelo pregonado al profundizarse allí la desigualdad.
En una intervención en la cumbre, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aludió al tema.
“¿Cómo hablar de democracia si en los últimos tiempos se ha dado la concentración de la riqueza en pocas manos más ofensiva en la historia del mundo?”, preguntó el jefe de Estado.
En la nación organizadora de las cumbres por la democracia no tienen respuestas certeras para esa pregunta.
Ante esas y otras certezas, la segunda cumbre por la democracia transcurrió sin penas ni glorias, y ni siquiera las principales cadenas transmitieron en directo el discurso de Biden.
Mientras el estadista reiteraba frases conocidas, en su auditorio muchos las contrastaban con los esfuerzos de su gobierno por atizar las contradicciones con China y Rusia, cuando debería apostarse por la búsqueda de soluciones negociadas a los conflictos.
Esa paradoja, en un país donde en 2021 fuerzas retrógradas seguidoras de Donald Trump asaltaron el titulado templo de la democracia en el Capitolio, no se diluyó a pesar de que el presidente de la principal potencia militar del planeta anunció el desembolso de 690 millones de dólares.
Ese monto, de acuerdo con el orador, se destinará a ayudar en el combate a la corrupción y respaldar elecciones libres.
Sin dar detalles sobre el desembolso, Estados Unidos no logró impedir que la cumbre pasara rauda, sin más trascendencia.
Ocurrió así porque en la memoria de la Humanidad persiste la impresión sobre la hipocresía de las administraciones estadounidenses, responsables de intentos de exportar su alegado modelo democrático, como ocurrió por la fuerza en Irak, Libia, Afganistán y otros puntos geográficos.
El planeta requiere menos división en nombre de la democracia y más consenso para calzar el multilateralismo.