Verdad y justicia, la gran asignatura pendiente. (Foto:Partido Socialista de Uruguay)
Por María Josefina Arce
Uruguay rinde homenaje hoy a las víctimas de la dictadura civico militar, instalada en ese país el 27 de junio de 1973 cuando el entonces presidente Juan María Bordaberry, del Partido Colorado, disolvió el Parlamento con el apoyo de las fuerzas militares y policiales.
Durante 12 años el país vivió una de las etapas más oscuras de su historia, en la que se persiguió con saña a las organizaciones políticas, sociales y sindicales.
Fueron prácticas cotidianas la detención, encarcelamiento prolongado, torturas, desapariciones forzadas y el exilio. Se estima que casi 14% de la población uruguaya se vio obligada a abandonar el país.
Pero la salida del territorio nacional no garantizaba estar a salvo. La coordinación represiva entre las dictaduras de las naciones de Suramérica, conocida como Plan Cóndor, permitió que la represión y persecución traspasara las fronteras. Muchos uruguayos fueron detenidos, desaparecidos y asesinados en Argentina, Chile y Paraguay.
Desde mediados de la década del 70 del siglo pasado hasta los años 80 funcionó esta asociación ilícita, para perseguir y eliminar a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles del Cono Sur.
Documentos desclasificados revelaron que decenas de miles de asesinados y desaparecidos dejó este plan de exterminio, que contó con el apoyo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
En Uruguay se estima que más de 31 mil personas fueron víctimas directas de la dictadura militar. Largo ha sido el camino de los familiares para que sean llevados ante la justicia los responsables de estos crímenes de lesa humanidad.
Por décadas estuvieron paralizadas las actuaciones judiciales, ante la existencia de la llamada Ley de caducidad que impedía los procesos a militares por las violaciones de los derechos humanos.
Aprobada en 1986, esta ignominiosa legislación fue declarada inconstitucional en 2009 y finalmente anulada en 2011.
Pero lo cierto es que muchos responsables por las muertes, secuestros, torturas y desapariciones forzosas permanecen libres, y aún no existe información veraz sobre los cerca de 200 desaparecidos.
Los uruguayos no descansan en la búsqueda de la justicia y la verdad. Hay madres, padres, hermanos y amigos que después de tantos años siguen incansablemente su búsqueda de esos seres queridos, quienes como expresara el entrañable y comprometido intelectual Mario Benedetti en su poema "Desaparecidos ": " Están en algún sitio/concertados, descorcentados/sordos, buscándose/buscándonos..."