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Por María Josefina Arce
Desde que en 2013 China lanzó la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, más países se han ido sumando a este megaproyecto que ha abierto nuevas vías para la cooperación y el intercambio internacionales con el fin de incentivar el desarrollo común en el mundo.
Como parte de este plan, el gigante asiático ha firmado acuerdos de colaboración con más de 150 naciones y 30 organizaciones internacionales a lo largo de sus 10 años de vida.
Todo esto, destaca Beijing, teniendo muy presente la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo sostenible y los objetivos de los países involucrados para su avance socioeconómico.
Palpables y fructiferos son los resultados de la Franja y la Ruta de la Seda, a través de la cual se han establecido unos tres mil proyectos de cooperación y la inversión de un millón de millones de dólares en infraestructura.
Esta colaboración se ha hecho patente en una amplia y diversa gama de sectores como fuentes de energía, desarrollo verde, finanzas, medios de comunicación, líneas ferroviarias y puertos.
Entre los proyectos destacan, entre otros, el ferrocarril China-Laos y el de Yakarta-Bandung. Este último ha sido calificado por las autoridades chinas como una iniciativa insigne de la cooperación con Indonesia.
De acuerdo con el Banco Mundial, para 2030 se espera que la infraestructura de transporte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda aumente los ingresos reales globales entre 0,7 a 2,9%, sacando de la pobreza extrema a casi ocho millones de personas.
Y para conmemorar el décimo aniversario de este mecanismo y explorar nuevas vías para afianzar la cooperación ha tenido lugar en Beijing el Tercer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación internacional, que reunió a representantes de más de 110 naciones y miembros de decenas de organizaciones internacionales, como António Guterres, secretario general de la ONU.
Durante el encuentro, el presidente chino, Xi Xinping, señaló que la cooperación de la Franja y la Ruta de la Seda persigue el desarrollo, busca beneficios mutuos y transmite un mensaje de esperanza.
Con anterioridad en la capital china se celebraron eventos de este tipo en 2017 y 2019. En este último se cerraron acuerdos por valor de 64 mil millones de dólares.
En un comienzo esta iniciativa abarcó a Asia, África y Europa y posteriormente se sumó América Latina y el Caribe, en un esfuerzo por promover el multilateralismo y la conectividad con diferentes rutas terrestres y marítimas para favorecer la cooperación con beneficios para los pueblos.
La Franja y la Ruta de la Seda es una válida alternativa para incentivar el desarrollo, en un mundo con un injusto orden económico internacional, generador de pobreza y desigualdades.