Estados Unidos y el negocio de armas
por Guillermo Alvarado
Entre el 1 y el 24 de enero de este año se produjeron en Estados Unidos 24 tiroteos masivos, uno por día como promedio, lo cual confirma que ese es uno de los países más violentos del llamado mundo desarrollado y también donde es mucho más fácil adquirir un arma de fuego.
De hecho, es mucho más sencillo adquirir un revólver o un rifle semiautomático y la licencia correspondiente, que sacar un permiso para manejar un automóvil, porque basta una ligera búsqueda de antecedentes penales que los vendedores hacen por internet en cuestión de minutos.
Por ley las armas automáticas, es decir aquellas que disparan en ráfaga, sólo pueden estar en manos de la policía o el ejército, pero cualquier civil puede comprar, por ejemplo, una pistola Smith & Wesson Volunteer XV calibre 5.56 -el mismo del fusil M-16- que dispara con suma facilidad hasta 30 balas.
Otro caso es el del conocido AR-15, la versión tiro a tiro del M-16, un arma muy precisa utilizada por los grupos de asalto de muchos ejércitos del mundo, que se convierte en automática con la simple modificación de una pieza que requiere menos de dos minutos. Más aún, en internet hay numerosos tutoriales para que el comprador haga por sí mismo ese trabajo.
El negocio de armas es uno de los más prósperos en la potencia norteña, donde según un estudio de la organización suiza Small Arms Survey (Estudio de Armas Pequeñas) hay 393 millones de estos artefactos en manos de la población civil.
Esto significa más de uno por habitante, incluidos ancianos y bebés y las consecuencias de esta situación se dejan ver a cada rato en un territorio donde sus ciudadanos corren peligro de morir de un disparo en los sitios más insospechados: una escuela, una iglesia o un supermercado.
Como reza el refrán popular: el que hace la ley, hace la trampa, y aunque hay muy pocos estados con restricciones para tener o portar armas, estas pueden burlarse con la ayuda de los entusiastas vendedores.
Un reciente artículo del diario mexicano La Jornada señala cómo en la convención de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, que se realiza esta misma semana, se ofrecen bolsos especiales para disimular un arma, o muebles con compartimentos secretos para ocultarla.
En ese país el año pasado murieron debido a heridas causadas por armas de fuego 2 mil 554 personas, es decir casi 213 cada mes, una marca singular para la nación que dice ser férrea defensora de los derechos humanos en el mundo, pero donde se viola cotidianamente aquel del cual emanan todos los demás derechos posibles, el de la vida.