Por Roberto Morejón
El hecho de que los ametrallamientos de Israel contra Gaza cobraran más de 33 mil vidas, fundamentalmente de niños y mujeres, pone de relieve el peligro al que ellas se exponen, en un mundo donde la violencia no cesa.
Tal y como Tel Aviv rehúsa cesar sus ataques en el enclave contra la población civil, otros Estados, grupos, organizaciones e individuos se niegan a dejar atrás el aniquilamiento de los derechos de la mujer.
No se trata solo, admite la ONU, de circunstancias negativas de los países del Sur global, como algunos intentan hacer creer, porque se manifiestan asimismo en el Norte industrializado.
En muchas latitudes las exponentes del género femenino cobran salarios inferiores a los de los hombres en puestos similares, sufren más la pobreza y no acceden al poder político.
En una reunión anual de líderes mundiales celebrada en septiembre de 2023 en la Asamblea General de la ONU, solo 12 por ciento de los oradores eran mujeres.
El organismo mundial admite que la lucha por la igualdad de género se inserta trabajosamente en el rechazo a la discriminación generalizada, de ahí que robustezca su entidad especializada en los asuntos de las damas.
ONU-Mujeres, enfilada hacia la igualdad de género y su empoderamiento, conoce desafortunadamente de muchos ejemplos de mujeres y niñas privadas de acceso a la educación y la atención de salud.
También toma nota de cómo ellas son víctimas en muchas sociedades de violencia y discriminación, exabrupto estimado como una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas.
Precisiones de expertos calculan que 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido objeto de apremios físicos y/o sexuales al menos una vez en su vida.
Considerado como una mácula de la que no escapan centros de trabajo, hogares y redes sociales, la intimidación contra mujeres se acentuó por los efectos de la pandemia por la Covid-19 y los conflictos armados.
ONU-Mujeres canaliza recursos, asesora y se solidariza con las defensoras de las prerrogativas de las mujeres y con los movimientos feministas, pero tan solo 5 por ciento de la ayuda gubernamental global va destinada a la violencia de género y se invierte menos de 0,2% en su prevención.
Como recomienda la ONU, debe lucharse contra el ultraje y contra los intentos de silenciarlo, porque mientras ello no ocurra demorará en el planeta la ansiada igualdad, la paz y el desarrollo.