Armas Nucleares. Imagen: larazon.es
por Guillermo Alvarado
Las temidas palabras “armas nucleares” han sido pronunciadas en el marco de la guerra librada actualmente en el norte de Europa, donde la intromisión y total ausencia de sentido común de varias potencias occidentales podrían ahogar al mundo en un hongo atómico devastador.
Recientemente el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, ordenó al ejército llevar a cabo en breve maniobras con arsenales atómicos tácticos, debido a “declaraciones provocadoras y amenazas de ciertos funcionarios” de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.
El término de Armas Nucleares Tácticas, ANT, todavía está en discusión y es difusa la frontera que las separa de las estratégica porque, al fin y al cabo, aunque tengan menor potencia destructora, emiten radiaciones en cantidades incompatibles con la vida, es decir matan.
Actualmente el país con más artefactos de esta naturaleza en el mundo es Estados Unidos, seguido por Rusia, Pakistán e Israel que es, por cierto, el único país que jamás ha firmado ningún tratado internacional para controlar, fiscalizar o regular sus arsenales y con el apoyo de Washington no permite ninguna supervisión a sus instalaciones.
Las ANT son llamadas también como bombas de campo de batalla, porque destruyen objetivos de pequeña y mediana envergadura y los dispositivos para su lanzamiento son muy variables, desde artillería, aviación, submarinos o misiles de corto alcance.
Putin mandó a realizar los ejercicios luego de que el canciller británico, David Cameron, declaró que Ucrania tiene todo el derecho de atacar territorio ruso con las armas que la OTAN le ha entregado.
Poco después el presidente de Francia, Emmanuel Macron, repitió la desafortunada idea de enviar tropas de la Unión Europea a combatir en apoyo a Kiev, lo que equivale a una declaración de guerra contra Moscú.
Según el presidente ruso, el anuncio de ejercicios militares con ANT podría enfriar algunas calenturientas cabezas en occidente.
Sin embargo, no podemos obviar el hecho de que su eventual uso en los combates abriría la puerta a un nivel mayor de peligro, por la simple razón de que nadie puede anticipar cuál será la respuesta del adversario, en este caso la OTAN, que siempre se caracterizó por tener “gatillo fácil”.
Es bueno, en estas circunstancias, recordar la advertencia de Albert Einstein, de que si la humanidad va a una tercera guerra mundial, la cuarta, si acaso hay sobrevivientes, se peleará con piedras y palos.