Adultos mayores en Cuba. (Imagen de archivo/RHC)

Por pedro M. Otero Cabañas

El envejecimiento poblacional es hoy un denominador común en casi todos los países del mundo y se considera que incidirá cada vez más en el diseño de las políticas laborales, culturales y sociales de cada nación.

NN.UU asegura que el número de personas mayores de 65 años crece más rápidamente que la de cualquier otro segmento poblacional.

Según la fuente, se prevé que el porciento de la población mundial mayor de 65 años aumente del 10%, en 2022, al 16% en 2050. En este último año la cantidad de adultos mayores será el doble del de niños con menos de 5 años y casi equivalente al de menores de 12 años.

Para 2030  en América Latina y el Caribe los mayores de 65 años llegarán a casi 20 por ciento, según la CEPAL.

Los países más envejecidos de la región son Uruguay, Cuba y Argentina, con porcientos que fluctúan entre el 13 y el 20 del total de habitantes.

El ministerio cubano de Salud Pública consigna que en 1907 la población cubana de 60 años y más era de apenas 4.6%. En menos de 50 años este grupo se cuadruplicó. Para 1982 rebasaba el 11% del total poblacional.

Hoy – de acuerdo con la misma fuente--los adultos mayores en Cuba son más de 2 millones y constituyen el 20.4%. Se estima que entre el año 2025 y 2030 este grupo etario sobrepasará los tres millones y representarán más del 30% de la población.

La Organización Mundial de la Salud afirma que el  “envejecimiento saludable es el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en esta etapa de la vida”

En esta inteligencia, Cuba trabaja en la atención de sus adultos mayores aplicando políticas que los apoye y proteja, en medio quizás, del momento más crítico de su historia, caracterizado por una sostenida guerra económica de EEUU, que provoca escaseces de alimentos, medicinas, insumos de todo tipo y un pobre sistema energético responsable de frecuentes y prologados apagones.

En una entrevista a la agencia noticiosa PL, el vicejefe de la Oficina Nacional de Estadísticas, Juan Carlos Alfonso, calificó el envejecimiento de la población cubana como “el mayor desafío del país en el ámbito demográfico, por sus consecuencias e impacto en todas las esferas: económica, social, cultural, educativa e incluso medioambiental y para toda la sociedad”

Declaró que la política de atención a la dinámica demográfica cubana abarca cuatro objetivos primordiales: el primero dirigido a estimular a que cada familia, cada mujer, tenga los hijos deseados, en el momento que decida.

El segundo objetivo -abundó- está ligado a la atención a los adultos mayores y el tercero, con el empleo; para promover que todo aquel que pueda trabajar lo haga, incluidas las personas mayores porque Cuba necesita esa fuerza y experiencia.

Un cuarto propósito enfoca la atención hacia el tema migratorio: fundamental dentro de la dinámica demográfica en Cuba y abarca tanto la salida del país como la movilidad interna, aseveró.

Volviendo la mirada nuevamente a NN.UU sobre este tema y para finalizar replico una afirmación importante:
“El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, entre ellos, el mercado laboral y financiero, la demanda de bienes y servicios, como la vivienda, el transporte y la protección social, así como la estructura familiar y los vínculos intergeneracionales”