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Por Roberto Morejón
La estructura demográfica en Cuba ha sufrido cambios notables, con una tendencia a la reducción de la población efectiva, de ahí la alerta desde la nación hasta el municipio y las familias.
El informe de expertos acerca de la caída de los 10 millones del número de cubanos residentes y de la tendencia hacia el decrecimiento, convoca a un análisis multidimensional.
No por casualidad el gobierno tiene en marcha una comisión central con exámenes acerca de la situación, la cual apuntaba el 31 de diciembre de 2023 hacia una población efectiva de poco más de 10 millones de personas, pero desde entonces la propensión prosiguió.
En efecto, desde la fecha reseñada persistieron la contracción del número de nacimientos y el movimiento de personas hacia el exterior.
En ese último aspecto sobresale la intensificación en los últimos tres años de la movilidad de los cubanos hacia fuera de fronteras, con permanencias prolongadas en otras latitudes.
Por todo lo anterior, la población efectiva en la mayor de las Antillas es 10,1 por ciento menos a la referida el 31 de diciembre de 2020 y similar a la registrada en 1985.
Asimismo se adiciona la declinación natural de los últimos tiempos con más fallecidos que nacidos.
La nación caribeña tiene además 304 mil 717 menos mujeres en edad fértil, por lo que se vaticina la continuidad en la contracción del número de nacimientos, por debajo de los 80 mil en 2024, la cifra más baja desde 1959.
Se reafirma entonces el envejecimiento de la población cubana, con casi la quinta parte con 60 años y más en 2023.
Todo lo señalado impacta en los planes y gestiones en un país hoy con acentuadas dificultades materiales y en la actividad de los servicios, a causa, fundamentalmente, del bloqueo de Estados Unidos y la decisión de ese país de ubicar a La Habana en una lista que, según dice, son los patrocinadores del terrorismo.
Con acceso casi nulo a créditos, retirada de algunos bancos, impacto en las inversiones extranjeras, recuperación del turismo visible, pero aún por debajo de los planes, e imprecisiones internas, llamadas aquí distorsiones, la mayor de las Antillas atiende con urgencia y profundidad el panorama demográfico delicado.
Para la sociedad cubana, su economía se presenta con un alto costo por el alcance que deben tener los programas con peso en la seguridad y asistencia social y será menor el margen de maniobra para la renovación de los recursos laborales.