Crece conflicto en el Oriente Medio

por Guillermo Alvarado

Ya es un hecho que el Estado sionista de Israel está preparando una ofensiva terrestre contra el sur del Líbano, lo cual extenderá definitivamente el conflicto por el Oriente Medio, dando lugar así al peor panorama posible en una región muy sensible.

La verdad es que no se trata de una sorpresa, porque Tel Aviv viene preparando la ampliación del conflicto desde hace varios meses como un paso más en su estrategia de convertirse en la potencia hegemónica en el área con el respaldo de Estados Unidos y la guerrerista OTAN.

En junio reciente lo dijo abiertamente el ministro de Asuntos Exteriores sionista, Israel Katz, cuando afirmó: “Nos estamos acercando al momento de decidir cambiar las reglas del juego contra Hezbollah y el Líbano”. “En una guerra total, Hezbollah será destruido y el Líbano gravemente golpeado”.

Hace más de tres meses el ejército israelí también reconoció en un comunicado público que aprobó y validó planes para una ofensiva militar en el Líbano, si bien no especificó un plazo de ejecución.

Recordemos que los bombardeos sionistas contra el sur de Líbano son frecuentes, así como los disparos de cohetes de Hezbollah hacia Israel.

Sólo era cuestión de tiempo y éste parece haberse cumplido, por lo que llama la atención la firma de un comunicado encabezado por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países que este miércoles solicitaron una tregua inmediata de 21 días para poner fin a la crisis.

Asegura el documento que este conflicto no beneficia a nadie y es hora de concluir un acuerdo diplomático que permita a los civiles de ambos lados de la frontera regresar a sus hogares en condiciones de seguridad.

Hasta aquí todo parece normal, de no ser por el hecho de que Estados Unidos no necesita de ningún comunicado conjunto para frenar la escalada bélica. Todo el mundo sabe que Joseph Biden no tiene más que levantar el teléfono y ordenarle a Benjamín Netanyahu que pare los bombardeos.

Si de verdad está interesado en la paz, sólo tiene que advertirle al primer ministro sionista que, de no obedecerle, suspenderá el envío de armas sofisticadas y cortará el flujo financiero hacia Tel Aviv.

Sin embargo, la paz no es un objetivo para Estados Unidos, nunca lo ha sido y menos ahora que encontró la fórmula de acrecentar su poder sin enviar a sus soldados al combate, pues para eso tiene a Ucrania en el norte de Europa y a Israel en el Oriente Medio y construye una OTAN a su medida en Asia.

Si alguien lo duda, revise los grandes conflictos armados de las últimas décadas y descubrirá la mano de Washington en todos ellos.