por Roberto Morejón
La Europa en crisis aún disfruta de niveles de vida superiores a los de muchos países de Oriente Medio y África, regiones desde donde continuó el flujo de migrantes hacia el Viejo Continente, aun en el invierno.
Mientras los europeos participaban en los jolgorios de navidad y fin de año, en el Mediterráneo proseguía la travesía escabrosa de barcos a menudo inseguros, con una carga humana al borde del paroxismo.
Todos huyen de la guerra, pobreza, desempleo, son víctimas del injusto orden económico internacional y creen ser acogidos en la opulenta Europa.
El día de Navidad, la guardia costera de Italia rescató a un total de 750 refugiados a bordo de pequeñas embarcaciones.
Otros migrantes perdieron la vida como dos ahogados cuando intentaban llegar a nado a España desde Marruecos.
Cerca de 200 intentaron pasar la frontera de ese país africano y esgrimieron objetos contundentes ante los agentes del orden.
Se calcula que más de un millón de personas ingresaron como migrantes a Europa por mar o tierra en 2015, cuatro veces más que el año anterior. Sobre los ahogados en el Mediterráneo NO hay cifras precisas, pero se habla de casi 3 mil 700.
La mayoría de los refugiados viajaron desde Siria, Afganistán, Irak y países africanos y buscaron entrar por Grecia, Bulgaria, Italia, España, Malta y Chipre.
Como varios Estados cerraron fronteras y levantaron vallas para impedir el paso, aumentaron las necesidades humanitarias de los recién llegados.
Expuestos al frío, lluvia y albergues precarios, los refugiados también sufren trabas burocráticas, desdén y hostilidad de europeos que creen ver una amenaza en la oleada de visitantes furtivos.
El campamento de la región francesa de Calais es uno de los más conocidos y sus condiciones de hospedaje empeoran.
Ocasionalmente se registran salidas en grupo de los refugiados con la esperanza de poder cruzar a las costas británicas, pero la policía francesa reforzó la vigilancia en el Eurotúnel.
No existe un sistema de recepción en las islas griegas del Dodecaneso por la falta de vivienda, instalaciones de higiene, comida y médicos.
Organismos internacionales y humanitarios llaman a los europeos a reaccionar y brindar socorro y oportunidades a los migrantes desesperados, además de demandar la reanudación de las misiones de patrullaje marítimo en los mares para evitar naufragios.
Pero las respuestas llegan tardíamente o por debajo de los requerimientos y entonces se agrava la crisis humanitaria, sin que Europa asuma su responsabilidad y garantice el respeto de los derechos humanos de todas las personas envueltas en el fenómeno migratorio.
Crisis humanitaria sigue activa en Europa
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