Por: Guillermo Alvarado
La Organización Mundial de la Salud, la OMS, declaró esta semana una alerta sanitaria mundial por la explosiva propagación del virus del zika, así como su posible vinculación con casos de bebés nacidos con microcefalia y otros padecimientos de tipo neurológico en pacientes adultos.
Hasta el momento América Latina, sobre todo Brasil, es la región más afectada por esta enfermedad, pero existe gran preocupación en Asia, de manera particular en India donde en áreas de gran densidad de población y elevados índices de pobreza es muy común la presencia del mosquito aedes aegipti, transmisor del sika y el dengue.
En los últimos días se reportaron casos importados en algunos países europeos, como España, Alemania e Irlanda y la oficina de la OMS para ese continente advirtió que se deben tomar medidas porque con el próximo arribo de la primavera, al proliferar la presencia del aedes aegipti, pueden producirse contagios locales.
Aunque hasta ahora el mosquito sigue considerado como el principal responsable, la comunidad científica mostró su inquietud después del anuncio de un caso de transmisión del virus por vía sexual ocurrido en Estados Unidos.
Tarik Jasarevic, vocero de la OMS, dijo que esta información confirma que es necesario estudiar si existen diversas formas de contagio, entre ellas las transfusiones de sangre y la vía de madre a hijo.
En Canadá las autoridades sanitarias prohibieron en un plazo de 21 días las donaciones de sangre a personas que hayan viajado a países con presencia de zika.
El investigador de enfermedades infecciosas de la universidad de Columbia, en Estados Unidos, recomendó que cualquier sangre utilizada en mujeres embarazadas debería ser examinada en busca de la presencia del virus.
La enfermedad causada por el zika no es nueva. De hecho el microorganismo se descubrió en los años 40 del siglo pasado en los bosques de ese nombre en Uganda y los primeros casos en humanos se reportaron en ese país y en Tanzania en 1952.
También es conocida una cepa en naciones asiáticas y en este siglo hubo epidemias en Nueva Caledonia, la Polinesia francesa y Micronesia, en el Pacífico.
Nunca hasta ahora, sin embargo, se había reportado su relación con malformaciones genéticas, como todo parece indicar que ha ocurrido en Brasil, donde la microcefalia se disparó en las zonas donde hay presencia del zika.
Hasta el momento hay cuatro mil 783 casos sospechosos y de mil 113 que fueron examinados se confirmaron 404, de ellos 17 vinculados con el virus.
Uno de los problemas para controlar la epidemia es la falta de una vacuna y de un tratamiento específico y sólo es posible recomendar medicamentos para los síntomas, entre ellos fiebre moderada, dolores musculares, de articulaciones y cabeza, erupción descendente -de la cabeza hacia los miembros- y trastornos estomacales.
Además, hasta tres cuartas partes de infectados son asintomáticos, por lo que ignoran su condición y eso puede acelerar la transmisión.
Se trata sin duda de un nuevo reto para la humanidad, cuya respuesta debe ser coordinada y global, sobre todo en el combate al transmisor, teniendo siempre presente el principio de que precaver, es la mejor medicina.