Por: Guillermo Alvarado

Gran indignación causó en El Salvador la difusión de un video donde se revelan las negociaciones que altos funcionarios del derechista partido Alianza Republicana Nacional, Arena, sostuvieron con cabecillas de las pandillas juveniles para pactar una tregua a cambio de varias prebendas, si su candidato presidencial, Norman Quijano, ganaba las elecciones de 2014.

En las imágenes se aprecia el momento en que Ernesto Muyshondt, entonces vicepresidente de Arena y actual diputado a la Asamblea Nacional, así como el alcalde de la ciudad de Ilopango, Salvador Ruano, conversan con jefes de esas bandas, conocidas en Centroamérica como “maras”.

A cambio de un cese de la actividad delictiva de estos grupos criminales para mejorar la imagen de Quijano, se les ofreció una tregua en la persecución de que son objeto por las fuerzas de seguridad y  terminar con el régimen de máxima seguridad del penal de Zacatecoluca, en el que actualmente cumplen condenas algunos de sus principales cabecillas.

Se aprecia también como los delincuentes exigen a los representantes de Arena la entrega de sumas de dinero como parte del pacto. La noticia causó gran impacto debido a que El Salvador, igual que ocurre en las vecinas Honduras y Guatemala, viven en constante temor por los actos perpetrados por las maras, como extorsiones a pequeños y medianos negocios, asaltos, secuestros y asesinatos, que mantienen un clima de inseguridad.

Se sabe también que son utilizadas como mano de obra por el narcotráfico y otras formas del crimen organizado y, además, los constantes enfrentamientos entre bandas rivales ocasionan numerosas víctimas entre la población.

 Muchas familias salvadoreñas prefieren enfrentar la onerosa emigración de sus hijos jóvenes y adolescentes para evitar que sean incorporados a las maras.
Si bien no hay estadísticas precisas, en el llamado Triángulo del Norte centroamericano suman cientos de miles los miembros de las pandillas, convertidas en verdadero azota de la sociedad.

De allí la indignación provocada por las negociaciones entre Arena y estas bandas, vistas como una traición a los anhelos de seguridad de la población. Tanto Muyshondt como Ruano reconocieron la veracidad del video y pretendieron excusarse al decir que la intención de fondo era neutralizar a las maras y buscar su salida de la actividad delictiva.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional pidió a la fiscalía investigar de hecho estas reuniones y castigar a los responsables para que no queden en la impunidad.

Un comunicado de esta formación política afirma que “se une al clamor nacional a cerrar filas contra la delincuencia y el crimen y, en ese sentido, respalda plenamente las medidas excepcionales que el gobierno adopte en el marco de la estrategia integral El Salvador Seguro”.

Se trata sin duda alguna de un tema sensible en ese pequeño país que lucha por borrar las huellas de un largo conflicto armado interno, y las consecuencias de más de dos décadas de gobiernos neoliberales de Arena que incrementaron la pobreza y la inseguridad hasta límites intolerables.