Eusebio Leal, ofrece características del fundador de la Revolución Cubana, Fidel Castro

Editado por Maria Calvo
2016-12-02 15:19:34

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Eusebio Leal: Alfredo Guevara, mi grande y recordado amigo y también gran amigo y compañero de Fidel, decía que cuando él apareció en la Universidad con la elegancia propia de su carácter, con la característica de ser un joven del oriente que venía de allá, algunos habaneritos le llamaban pretenciosamente guajiro y sin embargo este llega a convertirse en líder allí, en el seno de esa ágora, que es la Universidad de La Habana, que es un fenómeno tan propio de la Revolución Cubana y que nace un poco del espíritu universitario en América Latina, que hubo en Argentina un momento tan brillante y que le concede a la Universidad Cubana un papel de vanguardia.

Eso viene de atrás de los días de la independencia y desde luego, cuando Fidel llega, se convierte rápidamente en el hombre que va a ser un hombre universal. Si Martí decía -Quién me pone patria a mí- es por eso que podemos entender a Fidel en Bogotazo, Colombia cuando va para un encuentro estudiantil, que no logra realizarse. Un camino hacia Argentina que se frustra, pero va naciendo el líder latinoamericano y continental, que llegó a ser.

Después su temprana afiliación a las causas justas. Su justa defensa del derecho del pueblo palestino, su justa defensa de la América Latina y particularmente del pueblo de Puerto Rico tan tempranamente van demostrando su vocación por la unidad, la independencia y por la universalidad de su propósito.

Está contenido un poco en aquellas palabras de Céspedes -para qué quiere Cuba la independencia-.

Orador formado en la escuela de la Compañía de Jesús, en las lecturas de los resortes de la persuasión del padre Pedrás, en la lectura de la posición dominante del orador, una vez que domina al público, al cual debe dirigirse. Su concepto de expresar primero las ideas generales, después desarrollarlas, llevar la atención hasta el punto más elevado y después descender con una conclusión a veces dramática, en la cual resuelve el problema, era quizás el signo de su vida. Dopado al mismo tiempo de unas cualidades particulares, un carácter dulce y sensible, pero al mismo tiempo una voluntad acerada. Dulce y sensible hasta las lágrimas, a la vez que fuerte y tenaz hasta soportar ostracismo y despojo de todo lo material. Él que podía lucir un anillo de diamante o una cadena primorosa para llevar su reloj, va entregando todo eso como su ropa elegante y sus objetos más preciados, aún las cosas personales como los libros al empeño para obtener dinero para la causa en que cree. Así va surgiendo la gran figura, que va modelándose en el tiempo y que va a deslumbrar en definitiva a su generación.

En el año 1968 culminaba un proceso largo de la historia de Cuba, se cumplían 100 años del “Grito de la Demajagua”. Ahí en el ingenio, las ruinas del ingenio, que es el monumento más bello de Cuba, el que levantó la naturaleza cuando un Hawey abrazó la lanzadera y levantó el tornillo y la rueda y purificó la imagen de la voluntad sobre las ruinas del ingenio destruido pocas horas o pocos días después del levantamiento, allí a la vista como Céspedes del golfo de Guacanayabo y de la Sierra distante Fidel dice, ellos hoy serían como nosotros, nosotros entonces, como ellos.

El espíritu de estas palabras, se que me han faltado exactitud en las letras, que es lo que me interesa, la conjugación lo explica todo. Da la idea de la continuidad y del legado. No hay ruptura, ni Carlos Marx nació en una cuna de hojas, ni tampoco Fidel Castro. Fue la evolución de las ideas, lo que los llevó a las posiciones más radicales, la evolución del pensamiento y eso le da a él una autoridad extraordinaria. Cuando fue necesario abandonó por completo todo lo material, aún todo lo que habían forjado sus padres con tanto esfuerzo. Ahí en el oriente de Cuba atravesando sus tierras en medio de los latifundios norteamericanos, en aquella utopía tentativa que se llamó Viran, donde se creó una escuela donde se trataba con compasión a los haitianos, donde se dialogaba con los macheteros y los trabajadores, ahí él vio por vez primera al laboratorio social al que volvería una y otra vez y cuando estando preso llega la noticia de que un fuego había arrasado con la casa paterna y su hermano Raúl le da la noticia, que era triste para los dos, él está leyendo el libro, y dice -no importa- había llegado el momento de que había que darle fuego a la riqueza mental, había que comenzar a enseñar con otra para muchos para todos y eso lo aprendió del austero padre como lo aprendió Martí. Cuando el padre le dijo- yo no dudaría que un día usted lucharía por la independencia de su patria. Quizás el padre lo dice muchas veces en una carta memorable:

-Me han dicho que posiblemente Fidel vaya a la cárcel-. Sabe que está herido. Ahora comprendo que a este mundo se viene a sentir padecer. Quiere decir, el padre profundamente identificado con su vocación, Cuando va a buscar a Raúl, al más pequeño y se lo lleva, el padre se da cuenta de que va a llevarlo también a cumplir el mismo destino, es decir su liderazgo alcanzó a la cuna, alcanzó a su pequeña tierra, alcanzó a la Universidad antes de desencadenarse para hacer una Revolución Nacional y a convertirse en un líder político del continente y del mundo.

Lorenzo Oquendo: Así manifestó sus impresiones Eusebio Leal, Historiador de La Habana sobre el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.

 

 

 

Transcripción: Suzet Aguero

 



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