Saga acústica: Nuevo reto para las relaciones diplomáticas Cuba-Estados Unidos

Editado por María Candela
2017-09-27 21:36:15

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Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, restablecidas hace poco más de dos años, atraviesan una prueba de fuego.

Los supuestos incidentes que habrían causado daño a la salud de diplomáticos estadounidenses en La Habana, sobre los que todavía no existen evidencias, son el último escollo en la saga de confrontación y suspicacia que recorre el Estrecho de la Florida.

La diferencia con los supuestos incidentes en La Habana no es solo que muchos de sus elementos desafíen la lógica e incluso las leyes de la física; sino que, por primera vez en las últimas décadas, existen canales de comunicación oficiales para trabajar conjuntamente y encontrar respuestas.

Los alegados daños a la salud de los diplomáticos estadounidenses desconciertan a las autoridades, analistas y científicos por igual.
Hasta hoy no existe una explicación creíble para la variedad de síntomas descritos, que incluyen mareos, migraña, pérdida de la audición, deficiencias cognitivas e incluso lesiones cerebrales leves.

Los científicos niegan que exista un “arma acústica” capaz de lograr los efectos alegados en tan variadas circunstancias, desde habitaciones cerradas hasta lugares públicos, con una precisión láser capaz de dañar a una persona en específico y dejar ilesas al resto.

Las autoridades cubanas han negado en reiteradas ocasiones haber perpetrado cualquier tipo de acción contra diplomáticos estadounidenses o de otros países. Fuentes con conocimiento niegan además que el país esté familiarizado con la clase de tecnología necesaria para llevar a cabo una operación de este tipo, si es que existe y algún país la posee.

Desde el comienzo, La Habana mostró su disposición a hacer todo lo que esté en sus manos para esclarecer los hechos y mantiene abierta una investigación por orden del más alto nivel del Gobierno.

Fuentes vinculadas a la investigación plantean que, por insistencia cubana, las agencias estadounidenses viajaron a La Habana en varias ocasiones para adelantar pesquisas en el terreno y reunirse con sus contrapartes de la Isla, pero sus resultados tampoco han sido concluyentes.

Sin embargo, en medio de la ola de desinformación y señalamientos infundados que marca el sensacionalismo de los «ataques acústicos en La Habana», son muchos los que han decido salir a pescar en río revuelto.

A la carta del senador de origen cubano Marco Rubio al secretario de Estado, Rex Tillerson, demandando el cierre de la embajada estadounidense en La Habana y poner fin a los nexos diplomáticos, se han sumado otras figuras conocidas de la mafia de Miami.

En un artículo reciente en el Nuevo Herald, Frank Calzón pide sangre contra Cuba y responsabiliza a las autoridades cubanas sin mostrar una sola evidencia.

Calzón, que fue miembro del grupo terroristas Alpha 66, pertenece al grupo aislado y minoritario de Florida que busca torpedear cualquier avance en los nexos diplomáticos, a pesar de que la inmensa mayoría de la emigración cubana y los estadounidenses en general son partidarios del acercamiento.

La saga acústica no es el primero y, sin dudas, no será el último de los retos que tengan que superar dos vecinos separados por 90 millas de mar y una historia compleja. La pregunta es si se resolverán por el camino del diálogo y la cooperación o regresarán a la época de la Guerra Fría.

(Tomado de Cubadebate)



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