María Augusta Calle: primera embajadora ecuatoriana en Cuba

Editado por Maite González Martínez
2017-11-02 09:00:41

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Maria Augusta Calle, embajadora de Ecuador en La Habana.

Por: Roberto Bastida

Por primera vez, una mujer ecuatoriana es designada como Embajadora de su país en Cuba. La destacada política e intelectual María Augusta Calle Andrade, presentó las Cartas Credenciales que la acreditan como representante de la diplomacia de su país en la isla caribeña.

La vicepresidenta del Consejo de Estado cubano Gladys Bejerano, recibió en audiencia a la diplomática de la República de Ecuador, quien también depositó una ofrenda floral ante el Monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución.

La jornada concluyó con un encuentro en la Casa de la Amistad, en la capital cubana, donde se reunieron diplomáticos, funcionarios de la cancillería cubana y del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

De manera especial, el Héroe de la República de Cuba y presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, Fernando González Llort, destacó la conocida trayectoria política de la nueva Embajadora de la patria de Eloy Alfaro, amiga del pueblo cubano.

En entrevista concedida a Radio Habana Cuba, la Jefa de Misión aseguró que “se siente premiada por la confianza enorme depositada por el presidente Lenin Moreno, para representar a su patria que ama, en su segunda patria que es Cuba”.

“Esto es un juego de vida, de ilusiones y de amores bien extraños, porque durante muchos años estuve en el Ecuador, desde las posiciones que la vida me dio, peleando contra el bloqueo contra Cuba, por el regreso del niño Elián González, por la liberación de los Cinco patriotas cubanos presos en Estados Unidos, para que los gringos se vayan de Guantánamo, y siempre tuvimos banderas de Cuba alzadas en nuestras luchas en Ecuador”, recordó la Embajadora.

En ese sentido, subrayó que “ahora está con su bandera tricolor con el encargo de fortalecer las relaciones bilaterales, de romper barreras para mejorar los nexos comerciales, buscar alternativas para que comercien empresarios ecuatorianos con Cuba y viceversa, una línea de relación que no ha sido muy explotada”.

María Augusta Calle destacó que “viene con el encargo del presidente Lenin Moreno de hacer los esfuerzos para fortalecer la CELAC, porque necesitamos que América Latina y el Caribe sea un territorio de paz para ahuyentar la demencia imperialista, tal y como fueron las palabras del presidente Lenin Moreno. Así que es muy honroso ese encargo y en Cuba se puede hacer”.

La Embajadora evocó los años en que junto a su suegra y amiga entrañable, la eterna luchadora ecuatoriana Nela Martínez, protegió en su casa una bandera cubana.

Emocionada expresó que “cuidar la bandera cubana en la familia era cuidar la soberanía y la dignidad, fue una formación política para todos, era romper el cerco mediático enorme contra Cuba, con valentía; pues era ponerse en el blanco para ser agredido”.

Precisó que “en los últimos diez años cambió la historia de su país, pero antes era una forma de resistencia frente a las políticas neoliberales, con un gran simbolismo, porque Cuba siempre ha sido la dignidad y luz de América.”

María Augusta Calle, primera embajadora ecuatoriana en Cuba, señaló que “por coincidencias de la vida este 24 de noviembre se conmemorará un aniversario más del natalicio de Nela Martínez, y eso le causa una emoción grande, porque ella está presente cada día en su vida”.

“Nela Martínez fue mi mejor camarada, mi mejor compañera, tuve la suerte de entrar en su familia y hacer una enorme amistad con ella, fue una mujer con una juventud permanente que entendía a los jóvenes, las angustias de las mujeres, fue una guerrera revolucionaria para todas las batallas”, resaltó la Embajadora ecuatoriana.

Por ello, no fue casual que al llegar a Cuba, lo primero que hizo María Augusta Calle, en compañía de su hija, fue visitar el panteón donde descansan los restos de Nela Martínez, en su querida Habana.

En opinión de la Embajadora María Augusta Calle, “cuando entra a la embajada todos los días y ve su busto, junto al erigido a la memoria del General Eloy Alfaro; siente a dos guías y testigos permanentes que la obligan a cumplir su misión lo mejor posible, con la enorme voluntad de contribuir a la Revolución Ciudadana y a la Revolución cubana”.



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