Por: Redacción Cubasí
El 4 de marzo de 1960 La Habana vivió un dantesco acontecimiento: el vapor La Coubre fue objeto de un salvaje atentado, que provocó más de un centenar de muertos.
En el largo historial de sabotajes en contra de la Revolución cubana, el atentado contra el carguero francés La Coubre, perpetrado el 4 de marzo de 1960 en el puerto de La Habana, deviene particularmente notable por su estela de dolor.
El buque de origen francés transportaba armas y municiones. Tuvieron lugar dos poderosas explosiones, que produjeron un centenar de muertos y doscientos heridos.
Todo parece indicar que detrás estuvo la CIA, interesada en boicotear la determinación cubana de fortalecer la naciente revolución.
A las 3:10 p.m., el carguero de 4310 toneladas, que transportaba 76 toneladas de municiones belgas desde el puerto de Amberes, estalló mientras descargaba en el Puerto de La Habana.
Treinta minutos después de la primera explosión, mientras cientos de personas estaban involucradas en una operación de rescate organizada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias, tuvo lugar una segunda explosión, todavía más poderosa, que tuvo como víctimas a muchas de las personas que voluntariamente fueron a socorrer a los heridos.
Los principales dirigentes de la Revolución, con Fidel al frente, acudieron al lugar del siniestro y participaron en las labores de rescate.
Se cuenta que en el momento de la explosión, Ernesto Che Guevara estaba en una reunión en el edificio del Instituto Nacional de Reforma Agraria. Después de escuchar la explosión y ver la nube de polvo subiendo sobre La Habana, se dirigió hasta el lugar del atentado a y pasó las siguientes horas prestando atención médica a los obreros y soldados heridos.
El incendio pudo ser controlado en la noche, gracias al empeño de las fuerzas de los bomberos y las Milicias.
Al otro día, el entierro de las víctimas fue una demostración del apoyo del pueblo a la Revolución. Decenas de miles de habaneros desfilaron en un cortejo por más de cinco kilómetros, que concluyó cerca del Cementerio de Colón, en un mitin que contó con las palabras de Fidel Castro.
Días después, al influjo de los hechos, nacería la consigna más emblemática de la Revolución: Patria o muerte: ¡Venceremos!