Por Aida Quintero Dip
La actual Constitución de la República -aprobada en 1976 con el respaldo del 97,7 por ciento de los ciudadanos- es fiel reflejo de la justicia social de la Revolución, empeñada desde enero de 1959 en construir un mejor país para todos los cubanos.
Como expresión de respeto a los principios y de continuidad, en el espíritu y letra del Proyecto de Constitución late esa aspiración suprema, ya lograda por la Revolución en el poder, de José Martí: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Debido a que se trata de un proyecto con profundas transformaciones respecto a la Constitución vigente, hija legítima de las que le precedieron desde las luchas independentistas, tiene el propósito de atemperarse a los nuevos tiempos y condiciones en que vive y se desarrolla la nación.
El nuevo texto incorpora en el Título I, Capítulo I, en su primer artículo, que Cuba es un Estado socialista de derecho, y subraya su carácter democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad y la ética de sus ciudadanos.
Destaca como valores supremos del ordenamiento jurídico el disfrute de la libertad política, la equidad, la justica e igualdad social, la solidaridad, el humanismo, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva, fruto de la historia, la identidad y la cultura de la nación cubana.
En cada título, capítulo y artículo aflora ese sentido de preocupación, ocupación y defensa de los intereses y aspiraciones del pueblo, por lo cual una peculiaridad es el reforzamiento al acceso y derecho al trabajo; así como a la salud y la educación que se mantienen gratuitos y realzan su alcance como conquistas.
No obstante, reconoce como excepción la remuneración de algunos servicios de carácter estético no imprescindibles en el caso de la salud, mientras en la educación lo hace con determinados posgrados que no sean de interés del Estado y sí desde el punto de vista personal, al igual que el estudio de idiomas.
El texto insiste en que el trabajo es un valor primordial en nuestra sociedad, constituye un deber, un derecho y un honor. Además, es la fuente principal de ingresos y de vida del pueblo, y se remunera en función de la cantidad, complejidad, calidad y resultados, reflejo del principio “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
Aunque se incorporan conceptos innovadores en varios títulos, en el de Fundamentos Económicos se mantiene el sistema de economía basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, como forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía.
De ahí que, por ejemplo, en el artículo 22 se subraya que el Estado regula que no exista concentración de la propiedad en personas naturales y jurídicas no estatales, a fin de preservar los límites compatibles con los valores socialistas de equidad y justicia social.
En los preceptos esenciales que establece la Ley fundamental de la República, no solo jurídicos, sino políticos y sociales, el derecho de igualdad adquiere mayor desarrollo al incorporar a los ya existentes la No discriminación por género, identidad de género, orientación sexual, origen étnico y discapacidad.
Por otra parte, se enfatiza en el derecho a un empleo digno y a una vivienda digna, pues por su sentido benefactor el proyecto de Constitución da continuidad al Programa del Moncada, en el cual el joven abogado Fidel Castro advirtió la necesidad de lograr dignidad plena, la primera ley que promulgaba Martí.
Es preciso tener claridad de que la Constitución tendrá una reforma total, pero en el contexto de los principios del socialismo y con un alcance superior desde el punto de vista constitucional, como bien afirmara en julio último Homero Acosta, Secretario del Consejo de Estado, ante los diputados.
El estudio y debate previos de la propuesta de Ley de leyes en la Asamblea Nacional del Poder Popular resultó útil y provechoso, además de comprometido, crítico, patriótico y aportador, y demostró sensibilidad revolucionaria y argumentación histórica, cultural y científica, apuntó el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Los máximos dirigentes de la Revolución han mostrado su confianza de que el país está frente a un proyecto de Constitución que fortalecerá la unidad y la justicia social que se disfruta en la Isla, luego de su consulta popular y referendo como ejercicio del poder soberano del pueblo.
Que el Estado garantice a todos los ciudadanos la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la cultura y su desarrollo integral le otorga trascendencia histórica y política a la Carta Magna, expresión de lo que Cuba representa ante el mundo.
(Tomado de la ACN)