El Capitolio: un emporio en La Habana

Editado por Bárbara Gómez
2019-04-24 21:00:00

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Quizá muchos no sepan que en el terreno que hoy ocupa el Capitolio habanero existió una ciénaga, dragada y convertida, a mediados del siglo pasado, en el primer jardín botánico que tuvo la capital cubana.

Tampoco se conoce mucho que la ejecución definitiva de ese emporio estuvo sujeta a demorados plazos producto de su elevado costo, por un lado, y de indecisiones políticas, por otro.

Fue, por fin, en marzo de 1926, cuando arrancó de una vez la construcción del Capitolio de La Habana, a pesar de que, años antes, se habían echado sus cimientos.

El majestuoso edificio fue inaugurado tres años después, el 20 de mayo, en horas de la tarde, con la presencia del presidente de la República y el cuerpo diplomático acreditado en la Isla.
Los cubanos en su obra

El equipo que participó en la ejecución de los planos definitivos que se concretaron en las piedras del Capitolio de La Habana estuvo integrado por ingenieros y arquitectos cubanos, bajo la dirección artística y técnica del también arquitecto Eugenio Raynieri Piedra.

Fue necesaria una superficie de 388 mil 700 metros cuadrados, para que la casa constructora Púrdy Hénderson –la misma que construyó el Centro Gallego, el Palacio de los Asturianos y el Banco de Obispo y Aguiar, todos en La Habana Vieja-, levantara, en apenas 3 años y 2 meses, el impresionante inmueble.

Su costo total se acercó a los 17 millones de pesos, equivalentes, en aquellos tiempos, a la misma cantidad de dólares.

En la construcción del Capitolio de La Habana fueron empleados 25 mil metros cúbicos de piedra de capellanía.
El arte más fino en el Capitolio

A cualquier transeúnte citadino puede llamarle la atención la cúpula del Capitolio de La Habana, la quinta en el mundo de estilo renacentista. La misma que, por sus proporciones y silueta, recuerda a la Basílica de San Pedro, en Roma, Italia.

La cúpula es, en la actualidad, el segundo punto más alto de la ciudad, precedido por el monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución.

Otro detalle que atrae la mirada del caminante es el pórtico central, soportado por 17 columnas jónicas de granito.

En él destacan, además, las 3 grandes puertas de bronce que dan acceso a la planta principal, los bajorrelieves o metópas, del escultor italiano Angelo Zanéli, y las 2 puertas, también de bronce, que comunican con las logias y elevadores. (Tomado de RReloj).



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