Por: Oscar Figueredo Reinaldo, Lissett Izquierdo Ferrer, Edilberto Carmona Tamayo
La Habana, 1 jun (RHC) En Cuba ocurren diariamente 29 accidentes de tránsito. Cada 24 horas dos personas pierden la vida y otras 21 resultan lesionadas. Aparecen entonces-con más frecuencia de la que quisiéramos- titulares en los medios de prensa que alertan de siniestros en la vía.
En los primeros cuatro meses del año estas noticias se han hecho repetitivas, y las cifras lo corroboran: la Isla reporta un ligero aumento de la accidentalidad con respecto a igual etapa de 2018.
Los fatales desenlaces -según un informe de la Comisión Nacional de Tránsito— los provocan, principalmente, el irrespeto al derecho de vía de otros conductores, el no atender el control del vehículo y la violación de los límites de velocidad. Pero los “azarosos” eventos hablan también de baja percepción de riesgo y de alta irresponsabilidad.
De acuerdo con el documento, en el periodo aumentaron los accidentes, entre otras causas, por conducir bajo los efectos del alcohol. Hechos que poco tienen que ver con el azar, y sí con la imprudencia y la insensatez.
Los números del informe indican, además, una disminución de los accidentes con consecuencias masivas, aunque para nada se trata de un resultado halagüeño, en tanto cada 52 minutos sigan ocurriendo incidentes por fallar, por ejemplo, responsabilidad y precaución.
Sin embargo, hay una urgencia no menos importante y tiene que ver con la necesidad de elevar el control sobre el estado técnico de los vehículos. En ese sentido, la Comisión Nacional de Tránsito pone su mira en las entidades transportistas de pasajeros, así como en la recalificación de los chóferes, chequeos médicos y la revisión de la licencia de conducción.
Hay otras medidas que buscan evitar los accidentes masivos: “reducir los límites de velocidad en las principales vías de cada provincia, elevando el nivel de señalización de las curvas peligrosas, pendientes y mejorar la vigilancia y el enfrentamiento”. (Fuente:Cubadebate)
