Por Martha Gómez Ferrals
Desde hace 39 años los cubanos celebran puntualmente una bellísima jornada, repleta de espiritualidad y creación, por el 20 de Octubre: Día de la Cultura Cubana, de acuerdo con un decreto del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, refrendado el 22 de agosto de 1980.
La razón para esa proclama fue y sigue siendo convincente y profunda. El texto jurídico explica en su primer Por cuanto: “(…) en conmemoración del 20 de octubre de 1868, fecha en que las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes liberaron la ciudad de Bayamo y el pueblo entonó por vez primera nuestro Himno Nacional, La Bayamesa (…)
Y subraya como ese canto, creado por el patriota bayamés Perucho Figueredo desde su cabalgadura y en medio de los vítores expresó “el espíritu de la independencia en su inflamada música y poesía patriótica, canto pleno a la insurrección libertadora y la abolición de la esclavitud y manifestación artística de ese profundo e irreversible acto configurador de la conciencia”.
Por eso la cultura cubana está genuinamente expresada en el 20 de Octubre, día del nacimiento de la primera República, el canto patrio y de la nación rebelde y amante de la independencia que es hoy Cuba.
Los ardorosos versos de la airosa y rítmica melodía se propagaron como tea inflamable de corazones patrióticos desde la irredenta Bayamo a otros lares y el país. Pedro Figueredo y Cisneros, tiene también en su haber el mérito extraordinario de haber sido uno de los padres fundadores de la independencia cubana.
No solo los versos, que instan al combate, a luchar por la independencia y expresan la definitoria metáfora: Morir por la Patria es vivir, se avienen de manera esencial a lo que hoy se considera cubanía.
La eminente musicóloga María Teresa Linares apreció que en la melodía del Himno Nacional se escuchan acordes rítmicos propios en efecto de una marcha militar o de combate, y en sus versos decasílabos se identifican cualidades que identificaban a las creaciones criollas cubanas en el siglo XIX.
La cultura nacional en estos tiempos crece lozana, fecundada por esas raíces, contra viento y marea.
Y los paisanos saben que se trata de algo mayor que arte y creación literaria. Su esencia está en el modo en que se piensa y vive, y la manifiestan en todos los ámbitos de la vida.
Por ello, hay esmero visible por estos días en el incrementar la belleza del espíritu con innumerables actos creativos y con solidaridad. Eso los hace más plenos y felices. (Tomado de la ACN)