Viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, en el espacio televisivo de la Mesa Redonda.
La Habana, 4 dic (RHC) Los avances experimentados en la implementación de la estrategia económico-social aprobada por el país y los porqués de las ventas en moneda libremente convertible (MLC), medida imprescindible para garantizar la captación de divisas y, con ello, asegurar un nivel mínimo de ofertas en el mercado en CUC y CUP, fueron abordados este jueves por el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, en el espacio televisivo de la Mesa Redonda.
Referente a la estrategia económico-social, llamó la atención sobre el diseño de la política para la recuperación de la ganadería bovina, el reordenamiento de la actividad empresarial estatal en el sector agropecuario y la implementación de la política para el desarrollo territorial.
Tiendas en MLC: Alternativa para mantener la vitalidad de la economía
El viceprimer ministro evocó la tensa situación económica vivida por el país, sobre todo desde el segundo semestre de 2019, debido, fundamentalmente, al arreciamiento del bloqueo económico, la persecución financiera, la crisis de combustibles, la suspensión de la actividad de cruceros... medidas del Gobierno de EE. UU. encaminadas a cortar la entrada de divisas y asfixiar la economía nacional. Este último año, subrayó, los costos del bloqueo superaron los 5 000 millones de dólares.
En medio de ese contexto, recordó, se aprobó la apertura de la red de tiendas en MLC, con el propósito de dar respuesta a la demanda solvente de un segmento del mercado, y así captar las divisas que salían del país y reorientarlas hacia el desarrollo de la economía.
A este panorama, acotó, se sumó la Covid-19, que nos condujo a un escenario totalmente excepcional: cierre de fronteras, paralización de una parte importante de la actividad productiva, incremento considerable de los gastos de salud y paralización en muchos casos de las actividades del sector no estatal. Además, se multiplicó por cero el turismo, que es la principal fuente de ingresos del país.
Ante este escenario, podíamos haber respondido de distintas maneras, dijo. Por ejemplo, con más desabastecimiento, subida de precios, apagones…; sin embargo, esas no fueron las respuestas que buscamos, pues la estrategia es encontrar soluciones que beneficien a la mayoría de la población.
Si en tal contexto no hubiéramos tenido las tiendas en MLC, ¿cómo hubiéramos podido financiar entonces los recursos que le hacen falta al país para mantener, aunque sea en un nivel mínimo, las ofertas en las tiendas en moneda nacional? ¿Cómo se financiarían los gastos de electricidad y de medicamentos? ¿Cómo pudiéramos gastar más de cien millones de dólares en la Covid? ¿Cuántos PCR hacemos? ¿Cuánto cuesta? ¿A qué cubano se le cobra?, reflexionó.
Aunque esta decisión no es la ideal, es la que más se ajusta al contexto actual, comentó. «Es una medida para salvar lo que tenemos y que nos ha permitido captar divisas».
Ante la preocupación de que se está vendiendo en una moneda en la cual no se paga a los trabajadores cubanos, Gil Fernández señaló que, si bien el razonamiento es cierto, el ingreso que se obtiene a través de las tiendas en MLC se utiliza para financiar producciones que se venden en la moneda en que sí se le paga a la población.
Nada fue improvisado, aseveró. Como tampoco hubo improvisaciones en el enfrentamiento a la COVID, donde se aprobó una estrategia económica integral, en la que se concebía la ampliación de la red de ventas en MLC, incluyendo los surtidos de aseo y alimentos.
Según comentó el titular del MEP, con la medida de las tiendas en MLC se persiguen tres objetivos fundamentales:
- dar un nivel de oferta, aunque sabemos que no es para todos.
- captar divisas, buscando sustituir los ingresos que reportaban los rubros exportables del país y, especialmente, el turismo.
- redistribuir esas divisas al resto de la economía.
Lo que le cueste al país importar alimentos
Nosotros pensamos en términos de 11,2 millones de cubanos y cuando nos enfrentamos a un desafío como este pensamos siempre en la mayoría, afirmó.
Hay que tener en cuenta que, para garantizar el consumo de la sociedad, el país tiene que importar grandes cantidades de alimentos en el mercado internacional, reflexionó. Por ejemplo, para la canasta familiar normada y un poco de consumo social se requiere:
Arroz: para importar 400 000 toneladas al año, hay que gastar 212 millones de dólares.
Leche en polvo: 47 000 toneladas en el año, representan un gasto de 159 millones de dólares.
Pollo (que se consume también en hospitales y escuelas): se importan 106 000 toneladas, que le cuesta al país 143 millones de dólares.
Trigo: se importan 750 000 toneladas y se gastan por ello unos 232 millones de dólares.
Entre estos cuatro productos, el país tiene que invertir 746 millones de dólares, afirmó.
No tenemos que sentir ninguna vergüenza ni complejo por hablar de las tiendas en MLC, refirió el Viceprimer ministro. «Esa decisión es una medida revolucionaria, que busca la equidad y la justicia».
Asimismo, enfatizó, no es una medida de choque como señalan los enemigos de la Revolución.
No obstante, la estrategia no es vender en dólares, sino producir más, ser más eficientes y tener mayor control de los recursos, reiteró.
Enfatizó en que es totalmente falso que en el momento en que se elimine el CUC, estas tiendas pasarán a MLC. Dichas tiendas pasarán a pesos cubanos (CUP) y los precios se mantendrían en el entorno de los actuales, puntualizó.
También explicó que Cuba no solo vive de remesas, pues se realizan importantes inversiones en la producción nacional de cemento, en la ampliación de la producción de acero, de alimentos y de bioproductos. (Fuente: Granma)