El ataque de los virus, un escenario intimidante

Editado por Pedro Manuel Otero
2021-03-16 09:00:53

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Por Pedro Manuel Otero Cabañas.

Los virus son parásitos intracelulares obligados que dependen de la maquinaria metabólica de la célula huésped para su replicación/Internet

La abrupta aparición hace ya poco más de un año del Coronavirus y su prevalencia hasta hoy constituye una señal de que en la relación hombre -naturaleza algo está funcionando mal. Casi todos los estudios científicos coinciden en que la pandemia provocada por el Sars-Cov 2 es el resultado de la depredación a la que el hombre ha venido sometiendo al planeta desde hace más de 200 años.

 Cada día son más las voces que apuntan en esa dirección. Se trata del costo que pagamos por deforestar áreas de bosques para convertirlas en zonas agrícolas, urbanas o de pasto; por contaminar el aire que respiramos con gases que expelen las industrias y la quema de combustibles fósiles; y por envenenar las aguas con plásticos y desechos generados por los procesos productivos.

El efecto inmediato de esas acciones es la alteración de los ecosistemas y por consiguiente del equilibrio de la naturaleza.

El actual orden económico internacional, además de ser injusto, comporta un marcado rasgo de letalidad para la vida.

El intercambio globalizado del comercio, con el principal objetivo de obtener ganancias, entraña un cada vez mayor y descontrolado movimiento de personas, animales y alimentos por todo el planeta, en una suerte de mezcladora que no discrimina tipos ni categorías de sus componentes. 

Cuando se indaga en cada una de las epidemias, se halla la irresponsable acción humana detrás.

Hoy la frontera entre vida silvestre y sociedad es una línea apenas visible. Se generaliza el consumo de animales silvestres, lo que expone al ser humano a cualquier tipo de virus. 

A causa del Cambio Climático, zonas de la Antártida y otras áreas heladas del planeta comienzan a derretirse, poniendo al descubierto nuevos y desconocidos virus y bacterias que permanecieron sepultados durante siglos. Se considera tal evento como una seria amenaza para los seres humanos en un futuro no lejano.

El experto Peter Daszak considera que más de 1 millón 700 mil virus actualmente no descubiertos viven en mamíferos y aves, de los cuales hasta 850.000 podrían tener la capacidad de infectar a los humanos.  Daszak es presidente de EcoHealth Alliance, una organización no gubernamental que protege a las personas, los animales y el medio ambiente de las enfermedades infecciosas emergentes.

La letal COVID-19 constituye, cuando menos, la sexta pandemia desde la Gran Pandemia de Influenza de 1918 y, aunque tiene sus orígenes en microbios transportados por animales como todas las anteriores, su aparición ha sido impulsada enteramente por actividades humanas.

Sobre este asunto, agencias especializadas de la ONU han mantenido encendidas las alarmas desde hace casi tres décadas.

Organizaciones ambientalistas lideran muchas de las campañas por un planeta mejor y más protegido, en acciones que cuentan con el consentimiento de numerosos países, de la OMS y otras organizaciones de la ONU.

Pero estamos aún lejos de consolidar una conciencia universal sobre el peligro que entraña seguir sin escuchar los estertores de la naturaleza. Muchos intereses económicos lo impiden y lastran, en una virtual ruleta rusa que en algún momento disparará sobre el planeta su única bala.

¿Será el escenario futuro una guerra de la ciencia contra el ataque de los nuevos virus?

Aquí cabe aquel sabio pensamiento de los Cree, pueblo aborigen de la América del Norte:  "Sólo después de que el último árbol sea cortado, sólo después de que el último río haya sido envenenado, sólo después de que el último pez haya sido atrapado, sólo entonces nos daremos cuenta que no nos podemos comer el dinero"

internet

 



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