Combatiente Acevedo, rememora Batalla de Santa Clara, Cuba

Editado por Maria Calvo
2022-12-28 06:26:07

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Rogelio Acevedo en la presentación del libro Tan Solo con 16

A 63 años de la liberación de la ciudad de Santa Clara, en el centro de Cuba, por las tropas del comandante Ernesto Che Guevara, el general de división Rogelio Acevedo rememoró el histórico acontecimiento.

 “Tomaron la ciudad con una fuerza de alrededor de 300 rebeldes frente a más de un millar de guardias de la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1958), apostados en lugares estratégicos”, evocó Acevedo en entrevista a Prensa Latina.

En la batalla de Santa Clara, con los grados de capitán, Rogelio fue uno de los jefes distinguidos durante el asedio que duró del 28 de diciembre de 1958, hasta la victoria el 1 de enero de 1959.

«Yo estuve entre los primeros tres hombres que en la batalla tropezamos con una tanqueta (vehículo militar blindado)», dijo el combatiente, quien le tiró una descarga completa de su fusil Garand, brincó una cerca y se escondió en una casa de madera deshabitada que al instante llenaron de huecos.

“En este enfrentamiento mataron a cinco rebeldes e hirieron a otros. Envié a mi hermano Enrique para la clínica de Camajuaní con el propósito de que curaran a los heridos”, agregó.

“Cuando Enrique regresó nunca me localizó. En su libro Descamisados describió que se perdió en Santa Clara y no me halló. En medio del fragor del combate me lo encontré disparando contra unos francotiradores que estaban apostados en el Gran Hotel”, recordó.

“Tú tienes que estar conmigo”, le ordenó, pero el joven hizo caso omiso y siguió disparando contra los guardias. «Era un insubordinado del carajo”, reveló Acevedo sonriente.

El comandante Ernesto Guevara le dio la misión al actualmente general de división, de tomar la Audiencia y la Cárcel para liberar a un grupo de presos políticos que estaba encerrados.

Sin embargo, pese al volumen de fuego sobre la Audiencia, los guardias no se rendían.

“Luego del hostigamiento a la Cárcel por órdenes del Che, hablé con el jefe de los soldados y lo conminé a la rendición, y mientras hablábamos, dos aviones de la dictadura comenzaron a arrojar bombas y ametrallaron esa instalación y la Audiencia», rememoró.

Refirió que tal acción lo sorprendió, pues dentro estaban los guardias; «seguramente pensaron que esos lugares estaban tomados por nosotros”, apuntó y narró un pasaje de esos días.

En medio de la balacera se le acercaron cinco muchachos de 15 y 16 años de edad, la mayoría limpiabotas, y le pidieron que querían combatir, ante lo cual, un poco para salir de ellos, les dio una misión que pensaba les sería imposible cumplir.

“Les pedí que, para hacer méritos, me consiguieran una pipa de gasolina, y para mi sorpresa, tres horas después se aparecieron con un tanque rebosante de combustible. Por eso yo siempre hablo de que en el pueblo están los héroes”, acotó.

Destacó Acevedo que ya habían tomado el cuartel y liberado unos 80 presos políticos, pero la Audiencia no se rendía.

“Caída la noche del 31 de diciembre escuché un ruido de un tanque de guerra y ya le íbamos a abrir fuego, cuando de la escotilla gritaron: ¡Somos gente del 26 de Julio!”.

Para su sorpresa, el Che bajó de ese tanque junto a Aleida March y otros compañeros, y aunque pensó que lo iba a reprender, solo le puso la mano en el hombro y dijo: “Esos guardias ya están perdidos, no se desesperen que en poco tiempo se rendirán”.

Y así fue, el 1 de enero de 1959, a eso de las 10 de la mañana, pactaron la rendición. Rogelio Acevedo contó a Prensa Latina otra anécdota sobre su hermano Enrique, quien falleció en junio pasado con los grados de general de brigada.

El día 1 de enero el muchacho, junto a David Santana (Manzanillo), se montaron en un yipi (jeep) y salieron para el regimiento Leoncio Vidal.

Penetraron por la posta principal como Pedro por su casa, y adentro, un oficial los paró y les preguntó: ¿Y ustedes qué hacen aquí? Mi hermano le respondió: ¡Venimos a festejar con ustedes la victoria!”, contó.


El teniente del ejército de Batista, sorprendido, le ripostó: ¿De qué victoria usted habla? ¡Nosotros no nos hemos rendido!

«Entonces Enrique lo miró muy serio, le brindó un cigarro y le señaló: Ah, bueno, entonces nos vamos hasta ahorita. Y salieron muy campantes por la puerta hacia la calle», recordó Acevedo.

Valerosas acciones acontecieron durante la batalla de Santa Clara en varios puntos de la ciudad, como en el Gran Hotel, Escuadrón 31, el descarrilamiento y sumisión del Tren Blindado, Estación de la policía y la rendición final del Regimiento Leoncio Vidal, en la mañana del 1 de enero de 1959.

La tropa dirigida por el comandante Víctor Bordón Machado, desde el municipio de Santo Domingo impidió el arribo, a la entonces capital de Las Villas, de un convoy de refuerzo, integrado por más de 100 guardias, tanques y tanquetas.

A 63 años de aquellos hechos, Santa Clara espera el advenimiento del 2023 sin olvidar el heroísmo de numerosos hombres y mujeres, y en particular al comandante Ernesto Guevara, y lleva con orgullo sublime ser llamada la Ciudad del Che.(Tomado de PL)

 



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