Paul Estrade, un puente entre Francia y la obra martiana (+Fotos)

Editado por María Candela
2023-01-26 16:37:25

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Paul Estrade

La Habana (Prensa Latina) Cautivado por el humanismo y universalidad de José Martí, el francés Paul Estrade ha dedicado su vida a cultivar esos valores mediante el pensamiento y la acción, una obra que la Unesco acaba de recompensar.

La prestigiosa organización concedió esta semana el Premio Internacional José Martí al hispanista, doctor en Letras y Ciencias Humanas y profesor emérito de la Universidad París VIII, como reconocimiento a su labor de solidaridad y de creación de puentes entre los pueblos.

Durante décadas Estrade se ha volcado a investigar la historia de Cuba y de América Latina y el Caribe, por lo que se cuentan por decenas sus libros, artículos, conferencias magistrales y otros textos que constituyen un aporte significativo al conocimiento y acervo de la humanidad.

En una larga conversación con Prensa Latina, el académico dialogó acerca de las motivaciones que lo llevaron por estos caminos, y en particular su profundo lazo con la obra martiana.

LOS INICIOS

Las primeras obras completas de José Martí editadas luego del triunfo de la Revolución llegaron a Francia en 1966 y el joven Paul Estrade, curioso, decidió comprarlas; así entró en su vida el más universal de los cubanos, y nunca lo abandonó.

Para ese momento, el entonces profesor de español ya tenía un lazo especial con la nación caribeña: a inicios de la década lideró la coordinación para fundar un comité de apoyo al proyecto revolucionario y así surgió France-Cuba, una de las primeras organizaciones de solidaridad en el mundo.

A través de Martí, su relación con Cuba alcanzó una nueva dimensión y su pasión por la historia lo llevó a adentrarse en una intensa labor investigativa que perdura hasta la actualidad.

“En el año 1966 yo era secretario general de France-Cuba y nos llegaron los 28 volúmenes de las obras completas de Martí, editadas por la Editorial Nacional, a cargo de Alejo Carpentier. Nos mandaron dos juegos, uno lo colocamos en nuestra pequeña biblioteca de la asociación, y el segundo, pues decidí comprarlo”, recordó.

Estrade ya había visitado la isla un año antes y la figura del Héroe Nacional le llamaba la atención, porque siempre aparecía en las proclamas revolucionarias.

“Tenía curiosidad, y como yo tenía una fibra de historiador, que siempre me ha gustado, y me dije: tengo que remontarme a los inicios de esa Revolución”, rememoró acerca del momento en que decidió dedicar su doctorado a Martí, cuando la figura era muy poco conocida en Francia.

Con el objetivo, además, de abrirse camino en el mundo universitario, el incipiente martiano buscó tutor para su proyecto y así llegó al reconocido intelectual Noel Salomon, de la ciudad de Bordeaux, muy respetado por su pasado en la resistencia y como líder comunista, así como por ser uno de los principales conocedores de Cuba.

“Noel aceptó dirigir mi tesis y la de Jean Lamore. Nos indicó trabajar en Martí de forma independiente, primero leer toda su obra, ficharlo, impregnarnos personalmente de sus ideas, y luego leer a los críticos. Nos pidió adentrarnos en Martí en toda su extensión”, explicó.

Cinco años tomó esa primera etapa que terminó con una reunión en la cual los discípulos expusieron sus visiones sobre el héroe cubano, y por dónde pensaban enrumbar sus indagaciones.

“No hubo problemas porque yo me enfoqué más bien en Martí pensador, actor de la democracia naciente en sus aspectos económico, social, político y cultural; mientras Jean se centró en el Martí que había viajado por México, Venezuela, Guatemala, es decir, el de Nuestra América, el antiimperialista”, explicó.

Estrade comenzó a dar clases en la universidad y al mismo tiempo desarrollaba su investigación, que incluyó varias estancias doctorales en Cuba y en España, e incluso un año de residencia en Madrid para trabajar en el Archivo Histórico Nacional.

Pero un hecho inesperado le impactó, la muerte sorpresiva del tutor Salomon, por lo cual los aproximadamente 10 estudiantes dedicados a estudiar a Cuba quedaron huérfanos.

Ante esa circunstancia, el grupo buscó la ayuda de Robert Jab, profesor de literatura española, fundador de France-Cuba y presidente de la asociación en la ciudad sureña de Toulouse, así como crear entre todos el Centro Interuniversitario de Estudios Cubanos (CIEC).

“Desde el 1978 hasta el 1984 con el CIEC organizamos varios coloquios en muchas universidades: Toulouse, Poitiers, Point-a-Pietre, París… Fueron encuentros para sustituir la tutoría de Salomon, y así comenzó la diversificación, porque entonces en cada universidad de estas había un cubanista en ciernes”, relató.

En 1984 Estrade defendió finalmente su tesis y de ella surgió un libro clave: José Martí y los fundamentos de la democracia en América Latina, obra de altísima trascendencia en tanto profundiza en la universalidad de las concepciones martianas sobre la democracia.

Quedó así completado el momento inicial de lo que será una amplia labor académica dedicada a la historia de Cuba.

UN GRUPO DE ESTUDIOS EN LA UNIVERSIDAD PARIS VIII

Paul Estrade es en la actualidad profesor emérito de la Universidad París VIII, ubicada en la comuna de Saint-Denis, al norte de París, donde ejerció la docencia y la investigación como especialista en América Latina.

“En 1984 creé el Grupo de Historia de las Antillas Hispánicas, que duró aproximadamente dos décadas, incluso después de mi jubilación. En la actualidad se continúa esa labor en el Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre las Antillas Hispánicas y América Latina, dirigido en la Universidad de Versalles por Sylivie Bouffartigue, una de mis alumnas”, comentó.

De acuerdo con el catedrático, el grupo es “mi mayor aporte a los estudios sobre Cuba”, pues a través de innumerables maestrías y doctorados permitió indagar en diversas aristas de la historia.

“Hicimos muchísimos proyectos, por ejemplo, Sylvie estudió cómo se reflejaron las guerras de independencia en la literatura cubana, Sandra Fernández hizo un trabajo comparativo entre la poesía antillanista en español, francés e inglés; Dominique Souci trabajó la masonería cubana…”, argumentó.

CUBA, PUERTO RICO, AMÉRICA LATINA

En paralelo al trabajo de dirección de maestrías y doctorados, Estrade continuó con sus investigaciones sobre el país caribeño, por lo que la Academia de Ciencias de Cuba lo incluyó en su nómina de historiadores.

En total, son aproximadamente 50 los estudios desarrollados sobre temáticas diversas, como el laicismo en Cuba y la separación entre Iglesia y Estado establecida desde la Constitución de 1901; o el comité de estudiantes antimachadistas de París, conformado por cubanos exiliados que luchaban contra la dictadura de Gerardo Marchado.

Una de las investigaciones más conocidas fue la dedicada a rescatar la figura de Severiano de Heredia, un mulato cubano llevado a Francia por su padrino, y que allá llegó a ser alcalde de París, diputado y ministro de la República.

“Severiano de Heredia, ese mulato cubano que París hizo alcalde, y la República, ministro”, es el título del libro dedicado al político, cuyo nombre encabeza en la actualidad una calle del distrito XVII de la capital gala.

Según cuenta Estrade, su relación con Martí lo llevó también a adentrarse en otros pensadores latinoamericanos como el argentino Domingo Faustino Sarmiento, el mexicano Justo Sierra y el puertorriqueño Ramón Betances; a este último le ha dedicado décadas de estudio.

“En Puerto Rico no tienen un Martí, y les hace falta un guía, un prócer. Tuvieron a Betances, pero lo han acallado, ignorado. Por eso decidimos trabajar para rescatar su obra, junto con el puertorriqueño Félix Ojeda Reyes, y el cubano Emilio Godínez Sosa (ya fallecido)”, explicó.

Tras varias décadas de labor, el grupo alistó las obras completas de Betances en 15 volúmenes, en homenaje al principal artífice de la insurrección armada conocida como el Grito de Lares (1868) y considerado el padre del movimiento de liberación puertorriqueño.

Para América Latina son múltiples los aportes realizados por este profesor francés, dedicado con disciplina sacerdotal a impulsar el conocimiento sobre la región en los predios académicos franceses.

Un detalle curioso se refiere al origen de la denominación “América Latina”, hecho que se ubica precisamente en París, donde existió en el siglo XIX una comunidad de emigrados que comenzaron a llamarle así a la región, principalmente el chileno Santiago Bilbao y el colombiano José María Torres Caicedo.

De acuerdo con Estrade, “es un concepto eminentemente político, no porque la gente hable latín, ni porque la raza sea latina, ahí hay negros, indios, de todo. Es un concepto basado en la idea de que hay dos américas por la historia y por la cultura, que es la tesis de Martí y Betances”.

Así nació el nombre en la capital francesa, donde “los emigrados dicen que frente a la América sajona, hay que levantar la América Latina”, sentenció.

(Tomado de PL)



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