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Por Alfredo García Almeida*
A escasos 6 meses de celebrarse las primarias presidenciales del Partido Republicano y Partido Demócrata en EEUU, teniendo como posibles rivales al expresidente, Donald Trump, y al presidente, Joe Biden, el conflicto con China parece encaminado a sustituir las prioridades económicas, que siempre han prevalecido en las campañas presidenciales de la nación norteamericana.
Después de una serie de viajes de altos funcionarios norteamericanos a Pekín, que parecían superar los “malos entendidos” y mejorar las relaciones bilaterales, Washington anunció el pasado 28 de julio una ayuda militar a Taiwán por 345 millones de dólares. Según medios estadounidenses por primera vez, EEUU, mandará ayuda a Taiwán procedente del inventario del Departamento de Defensa, en vez de hacerlo a través del programa de ventas militares en el extranjero. Esta ayuda, se suma a los casi 19.000 millones de dólares en ventas militares de los últimos años, incluidos sistemas de colocación de minas, Volcano, sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples HIMARS, tanques de batalla principales M1A2, misiles antibuque Harpoon, misiles de crucero SLAM-ER, misiles tierra-aire Patriot, misiles portátiles Stinger y aviones de combate F-16V.
No es secreto que los halcones bipartidistas del Congreso de EEUU, han estado presionando al Pentágono y a la Casa Blanca, para acelerar el envío de armas a Taiwán, con el objetivo de “disuadir” a China de considerar un ataque, proporcionando suficiente armamento a la isla rebelde para que el precio de una “invasión” sea demasiado alto.
Al mismo tiempo, se difundía la próxima gira de “tránsito” en EEUU a través de Nueva York y San Francisco en ruta hacia Paraguay a fines de agosto, de Lai Ching-te, vicepresidente de Taiwán, notorio por su acérrima posición secesionista y favorito en las elecciones de 2024 en la isla. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China fue categórico: “China se opone firmemente a cualquier forma de interacción oficial entre los EEUU y Taiwán, se opone firmemente a cualquier visita de los separatistas de la independencia de Taiwán a los EEUU, en cualquier nombre o bajo cualquier pretexto y se opone firmemente a cualquier forma de connivencia y apoyo estadounidense a los separatistas de la independencia de Taiwán y sus actividades separatistas”.
En Taiwán existen dos coaliciones políticas que se disputan el Gobierno de la isla: la Coalición Pan-verde, a favor de la independencia de Taiwán, actualmente en el Gobierno liderada por el Partido Progresista Democrático y otros cinco partidos; y la Coalición Pan-azul, liderada por el Kuomintang, heredero del proyecto político del general, Chiang Kai-shek, quien se refugió en la isla de Taiwán apoyado por EEUU tras perder la guerra civil china en 1949 y otros cuatro partidos, que promueve la reunificación pacífica con China continental.
Tomando en cuenta el filo imperialista en la geopolítica norteamericana, con Israel en el Medio Oriente contra Irán y Ucrania en Europa contra Rusia, no se descarta que los formuladores de políticas de Washington, estén creando condiciones similares en Taiwán en el Indo-pacífico en contra de China, como estrategia bipartidista en las elecciones de noviembre de 2024.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.