Por Dalia Reyes Perera
El Centro de Diagnóstico Integral “San José de la Sierrita” está ubicado en el municipio Mara del Estado venezolano de Zulia.
Llegar hasta esa institución, en la frontera con Colombia, es conocer a un colectivo entregado en cuerpo y alma a su labor, en la atención esmerada, de manera particular a los pobladores de las comunidades indígenas cercanas.
Totalmente remozado, climatizado, con pulcritud y ambiente de bienestar en cada una de sus áreas, allí trabaja una Brigada Médica Cubana que no descansa por garantizar la salud de este pueblo hermano, asevera el Doctor Liuber Lamoglia Matos, procedente de Guantánamo, Jefe de ese centro y médico de comunidad.
“Esta es una comunidad indígena, cuyos habitantes, y por ende, nuestros pacientes, se relacionan mucho entre ellos, pero también conocen nuestra cultura por la cantidad de generaciones de especialistas cubanos de la medicina que han pasado por aquí”.
El Doctor Liuber habla con orgullo y asegura que “para nuestra satisfacción, hemos cumplido con los indicadores establecidos, hemos dado una atención de calidad, tanto en el CDI, como en la Sala de Rehabilitación, en el empeño de que regresen para sus casas con el tratamiento adecuado, también los educamos en su conducta y educación para la preservación de la salud”, acotó.
Según el Doctor Liuber, hay padecimientos más comunes en los pobladores de ese lugar. Al respecto señaló: “Dentro de las principales enfermedades, priman las hipertensivas, porque los pobladores tienen mal manejo del control de la dieta y de su alimentación, les hemos explicado cómo deben alimentarse, aquí se come mucha harina, mucha grasa, muchas comidas fritas, y en nuestros diálogos y charlas nosotros les inculcamos que eso no es bueno para la salud, porque altera el sistema cardiovascular”, puntualizó.
De igual manera, explicó que “muchos jóvenes manejan motos, por lo cual se producen muchos accidentes, hemos hablado con los padres para que sus hijos no anden en esos vehículos a altas horas de la noche, o después de consumir bebidas alcohólicas, para evitar que se produzcan esos sucesos lamentables que les producen afectaciones a sus cuerpos y hasta pueden provocar la pérdida de la vida, entretanto, los niños tienen afecciones respiratorias, neumonías, asma, y también hemos dado charlas educativas sobre el tema”, puntualizó.
La Sala de Rehabilitación es una de las más demandadas en el CDI de la Sierrita, en Zulia. Muchos pacientes hoy sienten la dicha de poder andar, de haber cambiado su vida, gracias a los tratamientos allí recibidos.
La Licenciada en Fisioterapia Rosaida Reyes Andino es de la provincia de Artemisa, y hoy siente honda satisfacción por los resultados de su trabajo.
“Tenemos un buen flujo de pacientes que recibimos con una sonrisa en los labios, damos servicios de calidad, calor, infrarrojo, ultrasonido, magnetoterapia, laserterapia entre otros tratamientos”, especificó.
Más adelante apuntó que al centro “llegan pacientes con diferentes afecciones, a veces recibimos a un niño que no camina, y es muy lindo ver cómo en breve tiempo pueden caminar, correr; pacientes que cuando llegan están muy limitados en sus movimientos, y con el transcurso del tiempo ven que sí pueden andar, hablar, y por supuesto, se van agradecidos, se sienten orgullosos, todo eso nos da mucha alegría, es un granito de arena que aportamos a estos hermanos venezolanos, hay que hacer todo por ellos”, expresó emocionada.
No hay orgullo mayor para este colectivo que ver a pobladores muy humildes, habitantes de comunidades indígenas en un alto número, que cada día les tienden las manos y les agradecen por esos servicios cargados de amor.
No hay orgullo mayor para este colectivo que ver a pobladores muy humildes, habitantes de comunidades indígenas en un alto número, que cada día les tienden las manos y les agradecen por esos servicios cargados de amor.
En ese sentido, el Doctor Liuber enfatiza: “Ellos están muy agradecidos, reconocen cómo pueden venir a un centro de salud donde se les trata bien, sienten un alivio de su enfermedad, aquí se les atiende con cariño, se les da los buenos días, se les ofrece charlas de prevención, todo ello para elevar su calidad de vida”.
Sonrisas de amor y de agradecimiento de un pueblo hermano por el que vale la pena darlo todo, insiste Rosaida, quien, con lágrimas en sus ojos nos confiesa: “A mí me gusta mucho mi profesión, no hay nada comparable con la sensación de ver una sonrisa en ellos, cómo me abrazan y me dicen ¡Gracias, Doctora!, ¿cómo está?, todo eso es muy lindo”.
Ahí, precisamente, en la entrega y la unidad, está el secreto del éxito, concluye el Jefe del CDI, quien asevera: “todos nuestros resultados se lo debemos a mis compañeros, a mis colegas, sin ellos no puedo cumplir ninguna tarea, todos han puesto un grano de arena para llevar adelante el trabajo, para alcanzar una mejor atención a la población, nos sentimos muy responsables para cumplir con creces la encomienda asignada”.
Y finalmente, el joven galeno manifestó: “Nunca imaginé estar aquí, me siento bien, agradecido con la vida y con la oportunidad que me han dado de dirigir el centro, feliz con mis colegas que siempre están encima de las tareas del centro y ayudan a que se cumplan cada día mejor”.
En la entrada del CDI nos despedimos con abrazos de los integrantes del Centro de Diagnóstico “San José de la Sierrita”, donde hay una brigada médica cubana que en cada jornada descubre los secretos del amor.
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Villa Clara, desde Venezuela.