Keir Starmer

Por Alfredo García Almeida*                                                 

El más fiel aliado europeo del presidente, Joe Biden, en los conflictos de Ucrania y Gaza, cambia el bastón de mando. La arrolladora victoria electoral del Partido Laborista en el Reino Unido, frena la tendencia de la derecha europea de imponerse en el viejo continente.

Los laboristas regresan al poder, después de 14 años de gobiernos conservadores. El líder laborista, Keir Starmer, de 61 años, se convirtió en el próximo primer ministro de Reino Unido, en sustitución del conservador, Rishi Sunak, quien permaneció en el cargo 21 meses.

Las recientes elecciones parlamentarias en Francia, Alemania y la Unión Europea, indicaban un fortalecimiento de los partidos de derecha y extrema derecha, sobre los sectores políticos de centro e izquierda, con el consiguiente giro conservador en los gobiernos europeos, generando incertidumbre sobre la política exterior en Europa.  

Sin embargo, el triunfo del líder laborista, Keir Starmer, cambió radicalmente el panorama político europeo. El Partido Laborista gana 410 de los 650 escaños en la Cámara de los Comunes, mientras que el Partido Conservador obtiene 131. En tercer lugar, los Liberales Demócratas, logran 61 escaños; el Partido Reformista 13 y el Partido Nacionalista Escocés 10. En Reino Unido rige un sistema parlamentario. El líder del partido que logra la mayoría de los escaños en el Parlamento, se convierte en primer ministro.

Starmer calificó la victoria laborista como “un rayo de esperanza” y el inicio de “una era de renovación nacional. Me siento bien, si he de ser honesto”, reconoció. “Han sido cuatro años y medio de trabajo para cambiar el Partido Laborista y prepararlo para servir al país, para restaurar un Reino Unido al servicio de los trabajadores”.

Sunak esperaba que las buenas noticias económicas jugaran a favor de los conservadores, pero la inflación se mantuvo en el 2,3%, mientras la economía solo logró un crecimiento del 0,6% en el primer trimestre de 2024. El apoyo al partido conservador, comenzó a descender en la fase final del Gobierno de Boris Johnson y aumentó su decadencia durante el mandato de Liz Truss, agravado por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la crisis energética, las sanciones a Rusia y el conflicto en Ucrania y Gaza. Hasta el momento, no se conoce el impacto que haya tenido en la pérdida de popularidad de Sunak, el color de la piel de padres de ascendencia india, herencia de la centenaria cultura esclavista británica.

De acuerdo a una encuesta realizada en el verano de 2020 por la consultora, Number Cruncher Politics, para medios británicos, un 14% de su población blanca británica, considera que hay mucho racismo y un 49% asegura que “bastante”. Todavía peor lo ven las minorías étnicas del país, que conforman un 13% de la población. Un 23% respondió que hay mucho racismo (opinión que asciende hasta un 33% entre la población negra) y casi un 50% eligió la opción de “bastante racismo”.

Hay otra cifra que revela el pulso del sentimiento racista que hay en el país británico, acercándolo al fascismo: casi 1 de cada 5 británicos, considera que “algunas razas o grupos étnicos, nacen menos inteligentes”, según recoge la Encuesta Social Europea, una iniciativa científica y social independiente, que trata de trazar un mapa de las actitudes, creencias y patrones de comportamiento de las diversas poblaciones de Europa.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.