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Por Alfredo García Almeida*

El virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump, aseguró el pasado martes durante una entrevista con Fox News, en referencia a México: “El problema es que está petrificado con los carteles, podrían quitar al presidente en dos minutos. Los cárteles son los que administran México”. 

Por su parte la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, en una rueda de prensa, respondió de inmediato, no estar de acuerdo con la idea de que el país está “petrificado” por los cárteles. “México ha avanzado en disminución de la inseguridad y vamos a avanzar todavía más”, aseguró.

Dos días después de las injerencistas declaraciones de Trump, fuera del territorio mexicano, fueron detenidos en extrañas circunstancias en El Paso, Texas, EEUU, el Mayo Zambada, fundador del Cartel de Sinaloa y Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de ‘El Chapo’ Guzmán, señalados como líderes en la introducción del fentanilo en EEUU. “El Departamento de Justicia tiene en su custodia a dos supuestos líderes del cartel de Sinaloa, una de las más violentas y poderosas organizaciones del mundo”, señaló el fiscal general de EEUU, Merrick Garland, en un comunicado. Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interior, enmarcó la operación dentro de los esfuerzos de la Administración de Joe Biden y Kamala Harris, en el combate al fentanilo. Por su parte, Anne Milgram, directora de la DEA, ha considerado la operación como “un golpe al corazón del cártel”.

En el pasado, Trump ha expresado su intención de enviar al Ejército de EEUU a combatir a los cárteles del crimen organizado en México, incluso bombardear con drones a laboratorios de producción de fentanilo que estén en territorio mexicano. La idea que persiste en la bancada republicana, es la de designar a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”, algo que ya se ha intentado aplicar y que México rechaza categóricamente, pero que Trump se ha comprometido a impulsar y con ello desplegar al ejército y declarar “la guerra a los cárteles”.

La amenaza de Trump (anarquía) y la detención de los dos líderes del cartel de Sinaloa en EEUU (ley), coincidieron con las ambiciones del expresidente de ser un “dictador”. Frente a una multitud reunida en West Palm Beach el pasado viernes, Trump dijo que si es elegido para un segundo mandato, “no tendrán que votar más”. 

En el evento organizado por el grupo conservador, Turning Point Action, Trump lanzó un llamado dirigido a los votantes cristianos: “Tienen que salir a votar. En cuatro años, no tendrán que votar de nuevo. Lo solucionaremos tan bien que no tendrán que votar”, aseguró Trump sin aclarar por qué. No está claro qué quiso decir el expresidente con sus comentarios,  cuando sus adversarios demócratas lo acusan de ser una amenaza para la democracia. Trascendió que la campaña de Trump, no respondió a una solicitud de aclaración de la declaración de Trump. En una entrevista con Fox News el pasado diciembre, Trump dijo que si ganaba las elecciones del 5 de noviembre, sería un “dictador”, pero sólo el “primer día”, para cerrar la frontera sur con México y expandir la perforación petrolera.

México tiene una triste historia con la injerencia norteamericana: una gran extensión del suroeste de EEUU, era parte de México antes de que Washington lo tomara por la fuerza a mediados del siglo XIX.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.