Las técnicas de la propaganda militar moderna

Editado por Pedro Manuel Otero
2016-05-31 09:30:58

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por Thierry Meyssan

La propaganda en la era de los satélites y la informática. Tres fenómenos se han conjugado durante los últimos 25 años: la sociedad del espectáculo, los satélites y la aparición de la informática.

1- La sociedad del espectáculo

Por ser la televisión un espectáculo, la propaganda exige, primeramente, la organización de hechos espectaculares.

Por ejemplo, para presentar la reunificación de Kuwait e Irak como una guerra de agresión, en 1990, el Departamento de Defensa de Estados Unidos recurrió a la oficina de relaciones públicas Hill & Knowlton, que orquestó la comparecencia de una supuesta enfermera. La muchacha dijo haber presenciado como los soldados iraquíes robaban las incubadoras de un hospital materno kuwaití, dejando así morir 312 recién nacidos que se hallaban en ellas.

En 1999, la OTAN pasó a una nueva fase organizando un gigantesco acontecimiento para que las agencias de prensa lo filmaran e imponiendo inmediatamente su propia interpretación. En tres días, 290 000 personas de lengua albanesa emigraron hacia Macedonia. Las imágenes captadas permitieron presentar la respuesta de Yugoslavia al terrorismo del UCK como un plan de exterminio contra la población musulmana (el llamado plan «Herradura», invención del entonces ministro de Defensa alemán Rudolf Scharping), lo cual sirvió para justificar la guerra de Kosovo.

La espectacularidad va en aumento. En 2001, dos aviones de pasajeros se estrellan contra las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York. Los dos edificios se derrumban. Numerosos hechos inexplicables se producen al mismo tiempo: un incendio destruye las oficinas del vicepresidente de Estados Unidos, en el Pentágono se registran dos explosiones y un tercer edificio se derrumba en Nueva York. La incoherencia de la narración fue utilizada para descartar todo cuestionamiento. Durante varios días, las televisiones difunden constantemente las imágenes de los aviones estrellándose contra las torres gemelas hasta debilitar el espíritu crítico de los telespectadores. Un Congreso traumatizado por las imágenes vota el estado de urgencia permanente (Patriot Act) y abre la puerta a una serie de guerras.

La manipulación alcanza la perfección cuando muestra el mensaje prolongadamente, invita a los espectadores a respaldarlo, les revela después que están siendo engañados y sigue obligándolos a respaldar algo que ya saben que es mentira.

Fue así como, en 2003, el mundo vio un grupo de iraquíes destruyendo una estatua de Saddam Hussein. El presidente George W. Bush comentó en vivo que un manifestante que golpeaba los pies de la estatua le recordaba las imágenes de la caída del muro de Berlín. El mensaje era que la caída de Saddam Hussein era una liberación. Se vio entonces en la pantalla un plano más amplio de la plaza en el que se entreveía que el ejército estadounidense había cerrado el lugar y que los “manifestantes” en realidad eran un pequeño grupo de actores. Pero los comentaristas siguieron adelante con su guión.

2- Los satélites

Utilizando los nuevos satélites de comunicación, en 1989, el ejército de Estados Unidos transformó un canal de televisión local de Atlanta en el primer canal internacional de «información continua». El objetivo era utilizar las transmisiones en vivo para certificar la “veracidad” de las imágenes que supuestamente no podían estar falsificadas. En realidad, la difusión en vivo lo que no permite es el estudio y verificación de las imágenes.

La CNN presentó el intento de golpe de Estado del ex primer ministro Zhao Ziyang en China como una revuelta popular aplastada a sangre y fuego en la plaza Tiananmen. Magnificó la «revolución de terciopelo» en Chequia, haciendo creer que la policía había matado un manifestante.

Validó el descubrimiento de la fosa común de Timisoara, utilizando cadáveres sacados de una morgue y presentándolos como víctimas asesinadas por la policía durante una manifestación o víctimas de torturas para justificar el golpe de Estado de Ion Iliescu contra Ceausescu. Y así sucesivamente.

Siguiendo el esquema de la CNN, el emirato de Catar adquirió, en 2005, el canal de diálogo arabe-israelí Al-Jazeera para convertirlo en vocero de la Hermandad Musulmana. En 2011, Al-Jazeera tuvo un papel central en la operación de las llamadas «primaveras árabes». Pero su nivel de audiencia ha seguido la misma tendencia que la de la CNN: después de obtener grandes éxitos con sus primicias inventadas, ha perdido la mayor parte de su audiencia al revelarse sus mentiras.

El uso de la radio contra otros países fue perfeccionado con Radio Martí, transmitida por la CIA desde un avión AWACS en vuelo frente a las costas de Cuba. En 2012, se organizó un gran proyecto para desconectar las televisiones sirias de los satélites de difusión y suplantarlas con programas falsos donde se anunciaría la caída del gobierno de Damasco y la huida de sus dirigentes. Para ello se prepararon imágenes fabricadas mostrando la supuesta huida del presidente Bachar al-Assad. Pero, ante las reacciones de Siria y Rusia, se anuló la operación cuando una señal transmitida desde una base de la NSA en Australia ya había reemplazado la señal de la televisión siria en el satélite ArabSat.

3- La informática

Durante el mismo periodo, el progreso de las técnicas numéricas, principalmente la expansión de la informática y de Internet, dio lugar a un resurgimiento del papel individual, aunque sin disolver por ello el de las multitudes.

En 2007, la CIA envió SMS anónimos en las regiones pobladas por los luos, en Kenya, acusando a los kikuyus de haber “arreglado” la elección presidencial. Los luos hicieron circular el rumor y hubo motines, con más de un millar de muertos y 300 000 desplazados. Finalmente, varias «ONG» se ofrecieron como mediadoras e impusieron en el poder a Raila Odinga.

Aquel mismo año, la CIA puso a prueba la credibilidad de los videos anónimos filmados con teléfonos celulares. Ese tipo de secuencias, con ángulos muy cerrados, no permiten ver el contexto y su origen incierto no permite determinar dónde fueron captadas. Pese a ello, videos de monjes que se inmolaban prendiéndose fuego y escenas de represión militar durante la «revolución azafrán», en Myanmar, fueron considerados auténticos y retransmitidos por las televisiones, dando así la vuelta al mundo.

La coalición de la mentira

Las técnicas de propaganda no han evolucionado durante los últimos años.

Pero han recibido refuerzos con la creación de una coalición de la mentira. Hasta ahora cada Estado realizaba su propia campaña. Pero, durante la guerra contra Irak, en 2002, se creó una coordinación entre los ministerios de Defensa de Estados Unidos, del Reino Unido y de Israel, y posteriormente se extendió a Catar y Arabia Saudita. Esta coalición trató primero de manipular a los inspectores de la ONU en Irak para hacerles creer en la existencia de armas de destrucción masiva.

Como no lo logró, intoxicó a los medios de prensa internacionales.

En 2011, fue esta misma coalición la que filmó, en un estudio a cielo abierto en Qatar, las imágenes de la llegada de los “rebeldes” a la Plaza Verde de Trípoli. Transmitidas primeramente por el canal británico Sky News, esas imágenes fabricadas hicieron creer a los libios que el enfrentamiento había terminado, cuando en realidad estaba comenzando, y la OTAN pudo tomar la ciudad sin grandes pérdidas… pero hubo 40.000 muertos del lado libio. Saif al-Islam Kadhafi, uno de los hijos del líder libio, tuvo que hacer acto de presencia en la Plaza Verde, donde fue aplaudido por los partidarios de la Yamahirya, para desmentir las imágenes supuestamente captadas allí el día anterior por Sky News.

Esta coalición de la mentira alcanzó su apogeo con la guerra contra Siria, en la que participaron al principio 120 países y 16 organizaciones internacionales –la mayor coalición de toda la Historia.

En octubre de 2011, la OTAN montó en el norte de Siria una aldea-modelo, Jabal al-Zuia. Uno tras otro, los periodistas occidentales fueron llevados allí por el servicio de prensa del entonces primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan. Allí “comprobaron” el respaldo de la población al Ejército Sirio Libre. La operación terminó cuando un periodista español reconoció allí a los jefes de aquel Ejército «Sirio» Libre: los líderes de Al-Qaeda en Libia, Abdelhakim Belhajd y Mahdi al-Harati. Un detalle sin importancia porque ya se había impuesto al mundo la imagen falsa de que había un gran ejército de exsoldados desertores sirios que luchaban contra la República Árabe Siria.

En 2012, el mundo oyó hablar durante todo un mes de los «revolucionarios» de Baba Amro, rodeados y cañoneados por el ejército del régimen en aquel barrio de la ciudad de Homs. Era cierto que Baba Amro estaba rodeado por el ejército regular, pero no había sido bombardeado ya que 72 soldados sirios estaban a su vez rodeados dentro de un supermercado de aquel barrio. Los yihadistas volaron las casas de los cristianos para imputar los daños a la República Árabe Siria.

Y también quemaban neumáticos sobre los techos para que se viera un espeso humo negro. La televisión internacional francesa France24 y Al-Jazeera pagaron como corresponsales a varios «periodistas ciudadanos» que además presidían un “Tribunal Revolucionario”. Los cuerpos de los 150 mártires condenados y degollados públicamente por orden de ese tribunal fueron filmados y mostrados en las pantallas de televisión como víctimas de los bombardeos. Un escritor franco-israelo-estadounidense de moda, Jonathan Littell, incluso declaró desde Baba Amro que la «revolución» era bella. Finalmente había imágenes y un testimonio sobre la «crueldad del régimen».

En 2013, el Reino Unido creó InCoStrat, una empresa de relaciones públicas al servicio de los grupos yihadistas. InCoStrat diseñó logos, filmó videos con teléfonos celulares e imprimió folletos para un centenar de grupos yihadistas, dando así la impresión de que existía todo un amplio movimiento popular contra la República Árabe Siria.

En un trabajo conjunto con el SAS (Special Air Service, las fuerzas especiales británicas), montó la presentación mediática de Yesh al-Islam (el Ejército del Islam), el más importante de esos grupos yihadistas en las afueras de Damasco. Arabia Saudita proporcionó cuatro blindados, enviados a través de Jordania, que pasaron varias veces ante las cámaras. Los yihadistas recibieron uniformes fabricados en España para montar una ceremonia de promoción de oficiales.

Todo lo anterior fue convenientemente filmado por profesionales para dar la impresión de un ejército organizado como fuerzas regulares y capaz de rivalizar con el Ejército Árabe Sirio. Se impone así la imagen de que existe una guerra civil cuando en realidad las imágenes muestran sólo unos cientos de figurantes que en su mayoría son además extranjeros.


Thierry Meyssanes es periodista, investigador y activista político francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace.
Fuente: Red Voltaire



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