Por: Lorenzo Oquendo
En el mundo la producción alimentaria a partir de cultivos agrícolas es prioritaria para el desarrollo físico y mental de poblaciones con niños, mujeres y hombres.
Sin embargo, los trabajos de siembra y cosecha de productos en áreas de labranza reciben daños ambientales en diversas regiones del planeta por impactos del cambio climático con extremas sequías e intensas lluvias que impiden esas naturales labores para eficientes resultados nutritivos.
Esa irregularidad climática afecta las áreas agrícolas con degradación de suelos, la salinización, exceso de extracción de agua y reducción de la diversidad genética agropecuaria.
De acuerdo con profesionales e investigadores de ese sector productivo el cambio climático provoca profundas afectacioes en el medio ambiente por gases causantes del efecto invernadero como el metano y óxido nitroso, además de la contaminación del aire y el agua.
Se espera que las concentraciones globales de dióxido de carbono en la atmósfera amenten de 350 a 400 partes por millón para el 2030 con afectaciones para las plantas y cultivos agrícolas ante aumentos de temperaturas ambientales con inseguridad alimentaria para países vulnerables.
En las regiones con insuficientes recursos de agua, especialmente los trópicos, el incremento de temperatura aumentará pérdidas por evaporanspiración con reducción del nivel de humedad de los suelos que paulatinamente serán menos cultivables hasta convertirse en áridos.
Otros de los aspectos del calentamiento global que provoca el cambio climático en la agricultura está en el aumento de insectos dañinos con supervivencia de la capacidad de plagas en invierno que atacará los cultivos de cosecha durante tiempos de primavera.
Y por supuesto que a medida que incrementan las temperaturas aumentarán lluvias que tienen variaciones de distribución de acuerdo con regiones donde ocurran precipitaciones como el Asia Meridional y el norte de América Latina donde los eventos lluviosos ocurren con menor frecuencias para ceder espacio a las sequías.
Ciclones, tormentas, inundaciones y granizos son apreciables en el mundo que vivimos donde es mayor la fluctuación en rendimientos agrícolas y la oferta de alimentos a la población unido a mayores peligros por desprendimiento de tierra y afectaciones por erosión.
En el continente Latinoamericano, Cuba es uno de los países que lucha contra el cambio climático con funcionamiento y aplicación del plan de Estado para enfrentar los eventos irregulares climáticos conocido como Tarea Vida, donde igualmente son verificables los trabajos para preservar la seguridad alimentaria del país ante esos impactos.
Al respecto, José Antonio Díaz Duque, profesor titular del departamento de geociencias de la Universidad Tecnológica José Antonio Echeverría de La Habana, especifica que el ascenso del nivel medio del mar está entre las principales afectaciones físicas negativas para el país.
Manifiesta Díaz Duque que esa irregularidad provoca salinización de suelos aptos para la agricultura y contaminación de las sales del mar en los acuíferos costeros cubanos con menos disponibilidad de agua para la agricultura y las personas.
Precisó que las emisiones de gases de efecto invernadero en Cuba son insignificantes por menor desarrollo industrial comparado con el mundo.
Esos gases contaminantes en la nación caribeña de acuerdo con el profesor está en la generación eléctrica mediante la utilización de combustibles fósiles, también el transporte y en la propia agricultura por emisión del gas metano.
Las áreas agrícolas en el mundo son por tanto espacios donde el desarrollo productivo está afectado directamente por el cambio climático.