La Habana, 29 Feb (RHC) El Bayern de Múnich venció por goleada de 6-0 al Hoffenheim, en duelo correspondiente a la jornada 24 de la Bundesliga alemana de fútbol.
Pero la noticia del partido no fue precisamente lo abultado del marcador, sino que una vez más la intolerancia se apodera de las gradas en Europa.
Transcurría el minuto 77 del encuentro, cuando el árbitro principal Christian Dingert decidió detener las acciones tras una serie de insultos y el despliegue de pancartas ofensivas contra Dietmar Hopp, dueño del Hoffenheim.
Vale destacar la actitud mostrada por la directiva del Bayern que mostró su apoyo a Hopp, así como los jugadores de ambos equipos que luego de reanudarse el encuentro tocaron el balón en el centro del campo y aplaudieron hasta el final, al igual que la mayoría del público asistente a la Rhein-Neckar-Arena.
Un acto que enaltece el verdadero propósito del deporte que es unir a las personas y que enajena a este grupo de ultras que tanto daño le hacen al fútbol en todas partes del mundo.
Esta debe ser la actitud siempre que surjan hechos de intolerancia, racismo y xenofobia contra cualquier jugador o directivo de equipo.
Son varios los actos discriminatorios en este deporte a pesar del combate activo de la FIFA contra estos inadaptados, uno de los casos más recientes, tuvo de víctima al portero cubano del Sporting B, Christian Joel, el cual fue agredido en el partido de su equipo frente al Ibiza correspondiente al grupo I de Segunda B, por los recogepelotas del encuentro, mediante manifestaciones xenófogas.