Tal alternativa sobre los choques del 12 y 13 de septiembre responde a la situación asociada a la pandemia en Ciego de Ávila, que según el calendario sería la sede de los mencionados juegos.

El municipio cabecera del territorio afectado, donde se encuentra el estadio José Ramón Cepero, principal escenario de competencia de los Tigres, regresó a la fase de transmisión autóctona limitada de la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, expuso la entidad.

Reiteramos que el compromiso con la salud de nuestros compatriotas, incluidos todos los protagonistas del certamen, continuará marcando el rumbo de nuestras acciones, recalcó.

Ayer, su comisionado nacional, Ernesto Reynoso, afirmó que el béisbol surgía como antídoto para acompañar la lucha del pueblo cubano contra el mal, con cuatro mil 459 casos confirmados y 104 muertos hasta el cierre de este martes, divulgado por el Ministerio de Salud Pública.

Según Reynoso, la decisión de organizar la edición 60 de la Serie Nacional de Béisbol supone una gran responsabilidad, es un enorme reto, agregó en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda.

Durante las seis semanas de preparación ningún deportista, entrenador o miembro del personal dio positivo en las pruebas del SARS-CoV-2, lo cual demuestra los buenos resultados de los protocolos sanitarios impuestos, recalcó el dirigente.

Más allá de ese logro, comenzará sin público en los estadios el postergado evento, de 16 equipos a concursar en una etapa regular de 75 juegos de todos contra todos antes de la postemporada con los ocho mejores, y Matanzas como su actual campeón.

De igual manera, los peloteros no se podrán saludar, los suplentes y los árbitros deberán usar obligatoriamente mascarillas o nasobucos y las celebraciones de jugadas no podrán incluir contacto físico.

En los dogouts, el terreno y otras áreas comunes, los deportistas deberán respetar las medidas sanitarias, como el lavado de manos con hipoclorito de sodio, y los viajes no tendrán paradas en ciudades comprometidas con la Covid-19.