Teófilo Stevenson
La Habana, 30 ago (JIT).- Aunque el estadounidense Marvin Stinson pronosticó lo contrario, Teófilo Stevenson impuso la ley ante miles de compatriotas y selló la coronación de Cuba en el I Campeonato Mundial de Boxeo, clausurado hace cinco décadas en la habanera Ciudad Deportiva.
Dos años después de alzar su primer cetro olímpico, el ídolo del boxeo cubano de los pesos máximos fijó en cinco las fajas de su escuadra tras las conseguidas por el minimosca Jorge Hernández, el mosca Douglas Rodríguez, el welter Emilio Correa y el ligero mediano Rolando Garbey.
Sucedió el viernes 30 de agosto de 1974, como colofón de un evento muy bien organizado en el que la nómina anfitriona también alcanzó una presea de plata y dos de bronce, para dejar a la Unión Soviética (2-2-4) y Estados Unidos (1-1-2) en los puestos siguientes.
Los otros ganadores fueron el gallo puertorriqueño Wilfredo Gómez, el pluma estadounidense Howard Davis, el ligero soviético Vasili Solomin, su coequipero mediano Rufat Riskiet, el ligero welter ugandés Ayuk Kalule y el semipesado yugoslavo Mate Parlov.
A Solomin correspondió la condición de Más Técnico, los plumas Boris Kuznetsov, de la URSS, y René Weller, de Alemania, protagonizaron el mejor combate, y Gilberto Carrillo, uno de los cubanos sin metales, fue proclamado el Más Combativo, especialmente por su demostración ante Parlov, en encarnizado combate.
Los otros lauros de Cuba llegaron con el gallo Jorge Luis Romero, plata, y los bronceados Mariano Álvarez, pluma, y Luis Echaide, ligero.
¿EL MEJOR DE TODOS?
Todavía abundan los criterios que sitúa a esa cita como la de mayor rango entre las disputadas hasta hoy. Como se desbordaron los elogios para el quehacer de sus anfitriones y el apoyo del público.
Las memorias del encuentro destacan la satisfacción de las autoridades internacionales, y directivos y atletas de entonces han resaltado la constante ocupación del Comandante en Jefe Fidel Castro en torno a los detalles organizativos y la preparación de la armada de casa.
Sobre el ring hubo aplausos especiales para el peculiar pero efectivo estilo de un Davis que se erigió monarca olímpico en Atlanta 1976 como parte de una escuadra de lujo, y las demostraciones del muy técnico Solomin y el fogoso Riskiyev.
Lo mismo sucedió con Parlov, llegado como número uno de Múnich 1972 y convertido en centro de atención desde que superó 3-2 en preliminares a Carrillo en duelo encarnizado donde intercambiaron envíos a la lona.
Kalule devino revelación como exponente de un país que se llevó también un bronce y nunca más accedió a podios de ese tipo, y Gómez se confirmó como estrella indiscutible al ganar sus cuatro peleas antes del tercer asalto.
En total fueron 17 las naciones con acceso al podio y seis las que validaron el sueño de titular por lo menos a un finalista. Otras siete solo acumularon terceros lugares.
SOLIDEZ CUBANA
La isla dependió de dos campeones bajo los cinco aros en suelo teutón. Y ambos ganaron: Teófilo y Correa.
El primero pese a la lastimadura que limitó la movilidad de una de sus piernas y le restó potencia. Ya en la mira de los cazatalentos, el gigante volvió a hacerles la boca agua cuando deshizo la petulancia del camionero Stinson.
«Démosle dos, quizá tres años más, y probablemente tendremos en él a un campeón mundial de los pesos pesados del boxeo profesional...», comentó Sport Illustrated.
Correa enseñó superioridad llegada al clímax con aquel KO de oro convertido en "tapaboca" para el estadounidense Clinton Jackson, quien pese a jurar que pasaría lo contrario nada pudo hacer ante el arte de castigar en la corta distancia y salir de ella peleando como el mejor.
Douglas conquistó un cetro convertido en mérito al valor, pues se lesionó la mano derecha en el primer pleito y ello parecía incompatible con su vocación de atacar sin tregua.
Jorgito encontró en su camino al húngaro campeón olímpico Gyorgy Gedo, pero se burló de esa prueba a fuerza de rapidez y dominio de la distancia, tras aniquilar con electrizante KO al tanzano Emmanuel Mlundwa.
Después pasó sobre el español bronceado olímpico Enrique Rodríguez e hizo lo mismo con el keniano Stephen Muchoki.
Garbey ganó dos veces antes del límite camino a su dominio por puntos sobre el mexicano Emeterio Villanueva, víctima suya en la final panamericana de Cali 1971, y despedida de 3-2 a costa del venezolano Alfredo Lemus, otro al que había derrotado.
Fue una nueva expresión de crecimiento, fruto del trabajo sostenido por el colectivo encabezado por Alcides Sagarra y enriquecido por la asistencia de técnicos del campo socialista.
Otro hacia lo que es hoy una escuela afianzada en todos los niveles y categorías, siempre heredera de esos y otros capítulos que han hecho felices a millones de compatriotas.
MEDALLAS POR PAÍSES
Cuba 5 1 2 8 |
Unión Soviética 2 2 4 8 |
Estados Unidos 1 2 1 4 |
Yugoslavia 1 0 2 3 |
Puerto Rico 1 0 1 2 |
Uganda 1 0 1 2 |
Rumania 0 2 1 3 |
Venezuela 0 2 0 2 |
Bulgaria 0 1 1 2 |
Kenia 0 1 0 1 2 |
R. D. Alemana 0 0 3 3 |
España 0 0 1 1 |
Francia 0 0 1 1 |
Ghana 0 0 1 1 |
Nigeria 0 0 1 1 |
Panamá 0 0 1 1 |
Polonia 0 0 1 1 |