Beijing, 2 jun (RHC) China y Estados Unidos iniciaron la tercera ronda de negociaciones sobre su diferendo comercial y económico, en pleno resurgimiento de las tensiones, porque Washington rompió uno de los acuerdos pactados en la cita anterior.
En esta ocasión el equipo norteamericano lo encabeza el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en tanto la parte china la lidera como siempre el viceprimer ministro Liu He, principal asesor económico del presidente, Xi Jinping.
Ambas potencias el mes pasado sostuvieron par de reuniones sobre el tema y la última terminó con varios consensos, los principales de ellos, fueron no desatar una guerra comercial y cesar de imponerse mutuas alzas arancelarias sobre las respectivas importaciones.
Sin embargo, el pasado 30 de mayo, la administración del presidente Donald Trump rompió lo pactado 10 días antes y anunció tarifas del 25 por ciento -con un valor de 50 mil millones de dólares- sobre productos del gigante asiático que contengan tecnología de importancia industrial, incluidos los relacionados con el plan 'Hecho en China 2025'.
Ese proyecto es la apuesta gubernamental por mantener un crecimiento sostenido basado en la innovación y la alta calidad.
Al incremento unilateral de gravámenes lo acompañan barreras a las inversiones y a las importaciones chinas vinculadas con el sector tecnológico, lo cual echa por tierra el consenso alcanzado para aumentarlas en ambos sentidos.
Para China se trató de un movimiento sorpresivo y contradictorio.
Aunque urgió a Washington a respetar la reciente declaración bilateral, actuar conforme a lo estipulado por voluntad propia de cada gobierno y se declaró abierta a negociar, le reafirmó que tiene confianza, capacidad y experiencia para defender los intereses del pueblo.
El retroceso ocurrió justo después de que el gigante asiático rechazó ante la Organización Mundial del Comercio acusaciones norteamericanas sobre presunto robo de transferencia.
Como consecuencia, al mercado internacional volvieron los temores de una guerra comercial y ahora con el añadido de la desconfianza, pues quedó demostrado que los intentos por frenarla pueden esfumarse de un momento a otro.