La Habana, 20 de nov (RHC). La decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de presentarse a la reelección es un nuevo desafío para esta líder atípica, dispuesta a igualar o superar las marcas en el poder de dos históricos de sus filas conservadoras, Konrad Adenauer y Helmut Kohl.
De imponerse en las generales de 2017, empezará para Merkel una cuenta atrás hacia el récord de su exmentor Kohl, con 16 años en la Cancillería (1982-1998). De no completar la legislatura, podría quedarse en la marca de Adenauer, el canciller fundacional de la República Federal de Alemania (RFA), con 14 años (1949-1963).
Son muchos los hitos en la biografía de Merkel, aunque en este caso no hace más que seguir la dinámica de Kohl de no rehuir las urnas y no dejarse apear del poder más que por una derrota.
Merkel, con dieciséis años al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y en la Cancillería desde 2005, ha multiplicado en este periodo su poderío, sin dejar de ser la “Angie” o “Mutti” (mamá) del elector.
Sigue siendo la favorita de los sondeos, pese a las tensiones con sus aliados bávaros, que pedían un giro derechista a su política migratoria frente al auge del voto xenófobo.
El triunfo de Donald Trump en las presidenciales de EEUU la ha revalorizado como factor de estabilidad global.
Con 63 años -que cumple en julio-, Merkel volverá a intentar ganar tras haber derrotado ya a tres socialdemócratas -el canciller Gerhard Schröder, en 2005; su actual ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier, en 2009; y el extitular de Finanzas, Peer Steinbrück, en 2013.
En este tiempo ha alternado el perfil de la líder implacable que impone austeridad, con el de la “Mutti” que, sin hijos propios, adoptó a sus compatriotas, sea para amonestarles o para protegerles.
La sangre fría ha sido el arma con la que ha vencido a todo aquel que cometió el error de subestimarla, fuera el animal político Schröder o los barones conservadoras que quisieron cerrarle el paso.