Brasilia, 19 mar (RHC-PL) El exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva denunció  los intentos de inviabilizar su posible candidatura a las elecciones presidenciales de 2018, para lo cual se valen de una campaña de falsas acusaciones de corrupción.

‘No sé si estaré vivo para ser candidato en 2018, pero sí sé que quieren intentar evitarlo’, manifestó el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil ante decenas de miles de personas congregadas en la localidad nordestina de Monteiro para la inauguración popular de la transposición del río San Francisco.

Lula subrayó que todavía está lejos de definirse los aspirantes para la contienda electoral de 2018 (lo cual ocurrirá solo cuando se realice la convención del partido, dijo), pero envió un mensaje a sus opositores: ‘rueguen a Dios que yo no sea candidato’, porque si fuera sería para devolverle al pueblo la alegría y felicidad.

El exdignatario se refirió también de modo particular a la reforma del sistema de pensiones impulsada por ‘un Gobierno que no debía estar ahí’ y subrayó que para el llamado problema de las jubilaciones existe solo una solución: generar empleos y aumentar los salarios de los trabajadores.

Al respecto, destacó que durante los gobiernos del PT se crearon 22 millones de puestos de trabajo, el salario mínimo aumentó todos los años y fueron formalizadas miles de pequeñas y medianas empresas, con lo cual las jubilaciones tuvieron siempre cuentas superavitarias.

En otro tramo de su discurso, Lula pidió a los actuales gobernantes no perjudicar al pueblo brasileño con la reforma jubilatoria y la flexibilización de las leyes laborales y advirtió que ‘si quieren pelear conmigo, van a tener que hacerlo en las calles’.

Por su parte, la depuesta presidenta constitucional de Brasil, Dilma Rousseff, enfatizó en que el país vive momentos muy difíciles y que el golpe ‘todavía no acabó’

El segundo golpe es impedir que los candidatos populares, entre ellos Lula, puedan competir en 2018, cuando tenemos marcado un encuentro para decidir los destinos de la nación, señaló antes de afirmar que ‘solo el agua de la democracia va a lavar el alma de Brasil’.

Tanto Lula como Dilma deploraron los intentos del gobierno de Michel Temer de atribuirse la paternidad de la obra inaugurada popularmente hoy y que beneficiará a 12 millones de personas de 390 municipios en los estados de Pernambuco, Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte

El proyecto de la transposición del río San Francisco tomó forma en 2004, durante el primer mandato de Lula, y fue iniciada tres años después. Dilma dio continuidad a la obra, que alcanzó alrededor del 90 por ciento de su ejecución durante la gestión petista.

Contrario al masivo acto popular de este domingo, el pasado día 10 Temer viajó a Monteiro para la inauguración oficial de la obra, que se realizó con un encuentro cerrado al público y pese a lo cual no pudo evitar las manifestaciones de repudio.