Washington, 27 feb (RHC-PL) El Departamento estadounidense de Estado continúa en conversaciones, debates y deliberaciones sobre la situación de su embajada en Cuba, afirmó, este martes, la vocera, Heather Nauert.
El 29 de septiembre pasado la agencia federal anunció la retirada de más de la mitad de su personal en esa sede diplomática, como respuesta a incidentes de salud reportados por sus funcionarios acerca de los cuales hasta ahora no hay resultados concluyentes.
Interrogada este martes en su conferencia de prensa diaria sobre si Estados Unidos ha decido reponer a sus diplomáticos en La Habana, la funcionaria respondió que deben determinar si las condiciones sobre el terreno justifican que se levante el estado actual.
Recordó que este asunto se analiza cada 30 días, y la próxima vez para hacerlo es el 4 de marzo venidero.
En las revisiones, el Departamento evalúa varios factores para determinar si queremos tener más empleados y colegas de regreso en la embajada en Cuba, expresó.
Según la vocera, todavía no han tomado una decisión al respecto, pero la darán a conocer para la mencionada fecha.
En agosto último, la prensa norteamericana difundió que diplomáticos de su país en la embajada en La Habana reportaron una serie de incidentes de salud que obligaron a su salida de la isla y a la evaluación por parte de personal médico en Estados Unidos.
Tras conocerse esa noticia, y sin que se supieran las causas de los síntomas reportados ni detalles de lo sucedido, varios medios estadounidenses divulgaron la teoría de que estas personas fueron víctimas de algún tipo de ataque sónico.
Aunque en un primer momento el Departamento de Estado se refirió al hecho como incidentes de salud, luego también comenzó a emplear el término de ataques, pese a reconocer que los investigadores encargados de analizar el tema no habían podido llegar a conclusiones sobre qué provocó los problemas de salud.
Tal asunto fue aprovechado de inmediato por figuras opuestas al acercamiento iniciado entre los dos países a finales de 2014.
El senador republicano Marco Rubio, junto a otros cuatro legisladores, envió una carta al secretario de Estado, Rex Tillerson, en la cual le pidieron cerrar la embajada en La Habana y expulsar a diplomáticos cubanos de Washington DC.
Aunque Cuba manifestó repetidamente no tener responsabilidad en los hechos, el 29 de septiembre se dio la noticia sobre el personal en La Habana y el 3 de octubre la administración norteamericana expulsó a 17 diplomáticos cubanos de Washington DC.
La semana pasada, una delegación bicameral de congresistas demócratas de visita en La Habana, encabezada por el senador Patrick Leahy por Vermont, cuestionó esas decisiones.
El grupo también estuvo integrado por los senadores Ron Wyden (Oregón) y Gary Peters (Michigan), y los representantes Jim McGovern (Massachusetts), Kathy Castor (Florida) y Susan Davis (California).
'¿Cómo vas a obtener visa y mantener la cooperación médica? ¿Qué hay de los estudiantes y de los proyectos en agricultura?', preguntó Leahy, mientras McGovern lamentó que la política hacia Cuba esté guiada por 'la paranoia y la sospecha'.