Naciones Unidas, 28 feb (RHC) La Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán acogió el renovado llamamiento del Gobierno de ese país a establecer diálogos de paz con los talibanes.
Durante la apertura de la segunda ronda del Proceso de Kabul, el presidente de Afganistán, Ashraf Gani, reiteró su voluntad de dialogar con los talibanes, tras reconocerlos como formación política, en un nuevo intento de poner fin a décadas de conflicto armado.
El primer mandatario propuso a la formación insurgente una nueva estrategia que incluye la declaración de un alto al fuego indefinido, la apertura de una oficina, la expedición de pasaportes a los miembros del grupo y la eliminación de las sanciones contra insurgentes, una vez concluido el proceso legal pertinente.
A cambio, los talibanes deberán abandonar la lucha armada y reconocer la legitimidad de la Constitución afgana, la cual podría enmendarse si así fuera acordado en las negociaciones.
El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, reiteró su voluntad de dialogar con los talibanes, tras reconocerlos como formación política, en un nuevo intento de poner fin a décadas de conflicto armado.
Durante la apertura de la segunda ronda del Proceso de Kabul, mecanismo establecido el año precedente para impulsar la paz en el país, Gani propuso una nueva estrategia a la formación insurgente que asegura los intereses nacionales, según afirmó.
La iniciativa incluye la declaración de un alto al fuego indefinido, la apertura de una oficina, la expedición de pasaportes a sus miembros y la eliminación de las sanciones contra insurgentes, una vez concluido el proceso legal pertinente.
A cambio –explicó-, los talibanes deberán abandonar la lucha armada y reconocer la legitimidad de la Constitución afgana, la cual podría enmendarse si así fuere acordado en las negociaciones.
El jefe de Estado insistió en la necesidad de adoptar medidas que allanen el camino para unas elecciones “libres y justas” como parte del proceso, que prevé respaldar, una vez más, con el apoyo internacional.
En la primera cita, celebrada en junio de 2017, el mandatario propuso al movimiento insurgente ofertas similares, aunque más discretas, pero éste exigió la retirada de las fuerzas extranjeras como condición para sentarse a la mesa de negociaciones.
Ambas partes sostuvieron un encuentro oficial en julio de 2015, pero el proceso quedó suspendido, tras conocerse la muerte del fundador del movimiento, el mulá Mohamed Omar, y desde entonces la formación se niega a dialogar.
De momento, las huellas del conflicto bélico se acentúan en los más vulnerables y llueven las críticas al Gobierno de Unidad formando en 2014, tras la intrusión de Estados Unidos en unas elecciones salpicadas por acusaciones de fraude.
Pese a todo el poderío militar desplegado en el país centroasiático por Washigton y la Organización del Tratado del Atlántico Norte en 2001, poco resultativas han sido las publicitadas estrategias antiterroristas para enfrentar la creciente violencia, que alcanza hoy el punto más crítico desde la caída del régimen talibán.