Luanda, 21 mar (RHC) Los combates que significaron un virage en la guerra de Angola en marzo de 1988 serán recordados en la capital del país africano con diversas actividades y la presencia de quienes fueron protagonistas.
La fecha del desenlace de esos combates, el 23 de marzo de 1988, se convirtió el año pasado en el Día de la liberación de África Austral, y cuyo primer aniversario festejarán varios dignatarios en el lugar de los hechos, el próximo sábado.
El gobernador de la provincia de Luanda, Sergio Luther Rescova, afirmó que la conservación de la paz y la soberanía de Angola son los mejores homenajes a los héroes de la batalla de Cuito Cuanavale.
Nuestra resistencia apoyados por amigos como los cubanos y rusos constituyó una conquista muy importante, pues estaba en peligro nuestra integridad territorial, expuso Rescova durante el acto en el cine Atlántico, en el centro de la ciudad.
En esa batalla, según fuentes militares, fue roto el mito de invencibilidad del ejército racista de Sudáfrica y alteró de una vez por todas la correlación de fuerzas en la región austral del continente, recordó el consejero de la embajada de Cuba en Luanda Ernesto Pulgarón.
La superioridad alcanzada por las fuerzas angoleñas en el campo de batalla hizo que el régimen del apartheid, temiendo una derrota más fuerte, aceptara firmar los acuerdos de Nueva York, que dieron paso a la aplicación de la resolución 435/78 de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la independencia de Namibia.
Pulgarón explicó que la Revolución cubana arriesgó todo durante su participación en Cuito Cuanavale, en cuanto a la reducción de sus defensas y medios de combate.
No se sabe de ninguna guerra a tal distancia entre un país tan pequeño y un poder como el que poseían los racistas sudafricanos, comentó el diplomático.
En nombre de los cubanos, aseguró, tenemos que agradecer a los líderes de la Revolución cubana, Fidel Castro, y al primer presidente angoleño, Agostinho Neto, por haber unido a nuestros pueblos en el espíritu internacionalista.
Durante la ceremonia también intervinieron representantes diplomáticos de Namibia y de Sudáfrica, y el teniente general Fernando Amandio Mateus, uno de los protagonistas de los hechos acaecidos de 1987 a 1988.