Londres, 1 sep (RHC) El Reino Unido inicia una semana política crucial, tras la decisión del primer ministro Boris Johnson de suspender el Parlamento en vísperas del Bréxit, y las protestas contra una medida que sus detractores tildan de dictatorial.
El martes se reiniciarán las sesiones en el Palacio de Westminster luego del receso veraniego, pero los parlamentarios tendrán solo tres días para legislar antes de que el lunes nueve de septiembre se materialice el cierre decretado por Johnson, con el beneplácito de la reina Isabel segunda.
Las vacaciones forzadas se extenderán hasta el 14 de octubre, para cuando está previsto que el Ejecutivo anuncie la nueva agenda legislativa, y a solo dos semanas de que se cumpla el plazo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Miles de personas salieron a las calles este sábado en varias ciudades de Gran Bretaña para protestar contra la medida del primer ministro Johnson de suspender el parlamento a vísperas de consumarse el llamado Bréxit o salida de Londres de la Unión Europea.
Las manifestaciones convocadas por el grupo Another Europe is Possible (Otra Europa es Posible ) bajo el lema “Detengamos el Golpe”, se extendieron por una treintena de urbes británicas, incluidas Liverpool, Manchester, Belfast, Edimburgo, y por supuesto, Londres.
En el caso de la capital, los manifestantes se congregaron en las inmediaciones de la residencia oficial de Johnson en Downing Street, al grito de “vergüenza', mientras que desde una tribuna improvisada, varios oradores criticaron al gobernante por imponer un receso parlamentario de 23 días en un momento crucial para la nación.
No podemos permitir que Boris Johnson cierre el Parlamento y acalle la voz de los británicos de a pie, advirtió la parlamentaria laborista Dianne Abbot, mientras que su correligionario John McDonnell apuntó que el problema no es entre el poder legislativo y el pueblo, sino entre el Primer Ministro conservador y el pueblo.
Aunque la suspensión temporal del Parlamento es un proceso normal dentro de los cánones constitucionales británicos, a los detractores de Johnson le resulta sospechoso que la decisión fuera tomada en momentos en que el Reino Unido se apresta para abandonar la Unión Europea (UE) el 31 de octubre.
En su opinión, la jugada política tiene como objetivo evitar que los parlamentarios contrarios a una salida sin acuerdo intenten impedir que el controvertido jefe del Gobierno británico consume un divorcio en malos términos con el bloque.
Según Johnson, aunque la suspensión parlamentaria se extenderá del 9 de septiembre al 14 de octubre próximos, los diputados tendrán tiempo suficiente para debatir sobre el Brexit.
Pero al mismo tiempo ha dejado claro que la salida se concretará, “cualesquiera sean las circunstancias”.
La oposición liderada por el Partido Laborista prometió, por su parte, que una vez que se reanude el periodo legislativo el martes próximo, hará todo lo que esté a su alcance para impedir que Johnson lance al país “por el abismo”.
En ese sentido, el líder laborista Jeremy Corbyn exhortó al resto de los partidos opositores a aprovechar el escaso tiempo disponible para tratar de frenar por la vía legislativa un eventual Brexit sin acuerdo, aunque no descartó impulsar, “en el momento adecuado”, un voto de desconfianza contra el Gobierno.