Beijing, 9 sep (RHC) El gobierno de Hong Kong, en el sur de China, condenó hoy la injerencia extranjera en sus asuntos internos y el apoyo brindado por legisladores de otros países a las protestas violentas que perturban la vida de esa región.
Las autoridades de la Región Administrativa Especial (RAEHK) manifestaron su rotundo rechazo a los llamados a reintroducir una llamada Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong en el Congreso de los Estados Unidos, un texto que fue recientemente propuesto por algunos legisladores norteamericanos, resalta Prensa Latina.
Ayer, los participantes en las protestas marcharon hasta el Consulado de Washington en la REAHK y ondeando banderas estadounidenses pedían al presidente Donald Trump que interviniera en su confrontación contra las autoridades de Hong Kong y de China, con la aprobación de la propuesta de la citada legislación.
El ejecutivo de la RAEHK calificó ese proyecto de ley como un acto injerencista y dijo que la petición de los manifestantes va en contra de todas las reglas.
Las legislaturas de otras naciones no deben interferir de ninguna forma en los asuntos internos de la RAEHK, enfatizó la declaración y recuerda que, desde el regreso de Hong Kong a la patria, 'los derechos humanos y la libertad de la isla están totalmente protegidos por la Ley Básica, la Ordenanza de la Declaración de Derechos de Hong Kong y otros documentos.
Desde hace varias semanas, las autoridades de la RAEHK y del gobierno central de China denuncian la existencia de una agenda separatista como parte de las protestas violentas, que mutaron de rechazar la ya eliminada ley de extradición al convertirse en revueltas con demandas sociales, políticas y económicas.
Aunque la citada legislación ya fue sepultada, la agitación persiste y diversas voces dentro y fuera de esa ciudad deploran las exigencias secesionistas de los manifestantes, apoyados por fuerzas externas, principalmente de Estados Unidos y Europa.
Beijing mantiene firme apoyo a la administración hongkonesa en el manejo de la crisis, pero considera la situación muy compleja y al borde de un punto crítico para el principio de Un país, dos sistemas, el cual está resuelto a proteger.
(Prensa Latina)