Naciones Unidas, 20 ene (RHC) El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, aseguró que esa organización está comprometida con el apoyo a los esfuerzos de paz impulsados por el gobierno colombiano y las insurgentes FARC-EP, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.
A través de una declaración, celebra el líder del máximo organismo internacional la decisión anunciada la víspera por el Ejecutivo colombiano y esa guerrilla de solicitar al Consejo de Seguridad de la ONU una misión política para verificar el alto el fuego definitivo y la dejación de las armas, una vez instaurados.
Asimismo, respalda Ban Ki-moon el pedido de ambas partes beligerantes a la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, de aportar observadores internacionales a esa misión, y felicita al gobierno de Juan Manuel Santos y al grupo insurgente por avanzar hacia lo solución pacífica del conflicto armado en Colombia.
Por otra parte, el ministro colombiano de Defensa, Luis Carlos Villegas, consideró que el acuerdo sobre verificación del cese el fuego bilateral y la dejación de armas evidencia la voluntad de las partes por finalizar la guerra interna en la nación sudamericana, la cual dura más de medio siglo.
Uruguay expresó su plena satisfacción por el compromiso alcanzado entre el Gobierno de Colombia y la insurgencia, el cual consideró paso importante para poner fin a más de 50 años de conflicto armado en ese país suramericano.
El Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que ese pacto se alcanzó en el marco de las negociaciones de Paz que se desarrollan en La Habana, sobre el Mecanismo de Monitoreo y Verificación en relación al "cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de las armas".
"Este acuerdo constituye un paso fundamental para poner fin a años de conflicto y la construcción de una paz estable y duradera en Colombia", expresó la Cancillería en un comunicado.
En ese sentido reiteró "su disposición y voluntad de continuar colaborando con las partes en las áreas y actividades que ellas estimen pertinentes", como ya lo ha venido haciendo en este capítulo del proceso de paz.
El texto indicó que Uruguay, desde el Consejo de Seguridad de la ONU y en su condición de presidente durante enero, realizará las acciones necesarias para contribuir a conformar una misión política de las Naciones Unidas e integrada por países miembros de la Celac, de conformidad con lo solicitado por ambas partes.
Mientras el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) destacó la efectividad de las medidas instauradas por el Gobierno colombiano y las insurgentes FARC-EP con el fin de aminorar la intensidad de la larga guerra interna.
Desde el pasado 20 de julio las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) decretaron un cese del fuego de manera unilateral, medida secundada por el Ejecutivo con la orden de suspender los bombardeos aéreos contra los campamentos de ese movimiento rebelde.
Se trata del semestre (julio 2015-enero 2016) cuando el país constató los menores niveles de violencia asociados a la confrontación bélica desde su comienzo hace más de medio siglo, insistió Cerac en su último informe de monitoreo, divulgado este miércoles.
Reunidos en Cuba para hallar una salida concertada a la contienda, ambas partes convinieron desescalar o bajar el impacto de la conflagración en Colombia y agilizar las pláticas pacifistas en La Habana.
La víspera las dos delegaciones dieron a conocer un acuerdo para verificar el futuro cese el fuego bilateral y definitivo, así como la dejación de las armas o desarme de los guerrilleros, mediante la activación de un mecanismo tripartito, integrado por representantes gubernamentales y de las FARC-EP, y un componente internacional conformado por una misión política de Naciones Unidas (ONU).
Tal comisión de la ONU estará compuesta por observadores no armados, provenientes de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), trámite que allanará el camino para el silenciamiento de todos los fusiles.
La guerra, única en el continente, ha ocasionado la muerte a unos 300 mil ciudadanos en el transcurso de más de 50 años.